1 de julio de 2008

"Golfus" de Roma: los publicanos y las crisis alimentarias.


Este domingo hasta he leído el diario. Y se me han calentado peligrosamente las meninges.
Como en el pecado tengo mi penitencia y vosotros conmigo por venir por aquí a mirar, pues ahí va otra de colusiones, crisis y golferías impresentables, para castigar a todos aquell@s que aún no estén lo bastante idiotizados por el fútbol y la tele como para no interesarse por lo que a través de la Historia sigue pasando.
Pues bien, me he desayunado con un revelador artículo de César Molinas, que a partir de las lúcidas conclusiones que la investigación de Michael W. Masters ofreció en el Comité de Seguridad Nacional del Senado norteamericano, es muy esclarecedor sobre el verdadero trasfondo de la crisis alimentaria que castiga los bolsillos, y lo que aún es más grave, los estómagos de millones de personas a las que amenaza con empujar en los siniestros brazos del hambre y la desesperanza injusta. Ciertamente, no es que se haya descubierto nada nuevo, pero el citado informe desmonta toda una serie de medias verdades, que a menudo son peor que las propias mentiras, y señala con el dedo acusador a los verdaderos causantes de este odioso sinsentido que representa que el comer cada día se pueda llegar a convertir todavía más en un lujo, e incluso en una angustiosa incógnita, cuando no existen en absoluto ni escaseces, ni desastres naturales, ni otras causas ni por el lado de la oferta o de la demanda que lo justifiquen. Ni el biodiesel, ni los voraces chinos: sencillamente la especulación salvaje sobre las cosas de comer. Como en el caso de la paralela crisis bursátil, no hay que buscar a los responsables en desiertos lejanos o montañas remotas, sino que los podemos encontrarlos cómodamente sentados al calor de la colusión, la ambición desmedida y los intereses creados, en las propias instituciones del corazón del Imperio. En definiva se trataría de cuatro golfos o de cuarenta ladrones, lo mismo da.

En el centro de toda esta miseria se sitúa la Chicago Board of Trade (CBOT), la mayor bolsa de materias primas, que incomprensiblemente (o no) ha abierto sus puertas de par en par a la entrada de un nuevo tipo de especuladores, grandes fondos de inversión, autorizados para operar con trigo, metales o petróleo sin ninguna limitación, como si fueran acciones o bonos. Hasta ahora sólo podían hacerlo así los llamados operadores comerciales, grandes compradores de materias primas para su actividad, que utilizaban este mercado meramente para asegurar sus suministros futuros. Ni los reguladores de la CBOT ni por supuesto ningún organismo de control gubernamental han querido poner coto a estas peligrosas maniobras, que hacen ganar mucho dinero a unos pocos a costa del hambre de muchos. El contubernio se ha salido tanto de madre que ahora es una amenaza para la seguridad nacional. Del Imperio.
Esta colusión entre gobiernos y especuladores, por supuesto no es nueva. Se dio a gran escala por ejemplo en la antigua Roma. Los orígenes de las modernas corporaciones deben buscarse en las sociedades de publicanos, formadas alrededor de las concesiones que el Senado romano concedía para la recaudación de los tributos y en definitiva la explotación su recién adquirido Imperio: tributos, minas, esclavos, puertos, naciones enteras, cayeron, en cierto modo, en manos de compañías privadas, formadas por unos ambiciosos personajes, los publicanos, que acabaron por guiar tras las bambalinas, la política expansiva del Imperio romano, amasando enorme fortunas, explotando los bienes conquistados a sangre fuego por las legiones, en su propio beneficio y en el de sus corruptos patronos en el Senado y las instituciones del Estado Romano. Fueron seguramente las primeras compañías por acciones, que fueron a su vez objeto de compra y venta especulativa e incluso pudieron dar lugar a la primera burbuja financiera conocida.

En definitiva nada nuevo. Hoy al igual que en Roma, los servidores llegaron a dominar a sus propios amos. Y el Senado del ¿Pueblo? Romano, acabaría convertido en títere de estos especuladores.
No en vano estos edificios conservan un cierto aire, muy romano.


Para saber más (y mejor):
*Bolsa de Comercio de Rosario, “Testimonio de Michael W. Masters ante el Comité de Seguridad interna y asuntos gubernamentales”:
 http://www.bcr.com.ar/Publicaciones/serie%20de%20lecturas/Michael%20Masters%20ante%20el%20comit%C3%A9%20de%20seguridad.pdf
*Suplemento “Dinero” de La Vanguardia, César Molinas: “Materias primas: ¡pinchen la burbuja!,
 

*Chicago Board of Trade: http://www.cbot.com/
 

* Edward Chancellor: Devil Take the Hindmost, A History of Financial Speculation.

* Ulrike Malmendier, Law and Finance at the Origin: 

http://www.econ.berkeley.edu/~ulrike/Papers/JEL%20Revised%20Proposal.pdf

1 comentario:

Manu dijo...

amen
los metodos se refinan
pero las personas nunca cambiaremos

es super estimulante la idea de compararnos con el pasado
y un debata muy entretenido

yo creo que hoy en dia la humanidad sufre menos
sigue habiendo los mismos granujillas que antes, pero nuestra sociedad es mas racional que la antigua (no los individuos)
aunque esta ultima afirmacion es un poco paradojica