20 de septiembre de 2009

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 34.

(sigue...)

-¡Déjese ya de lecciones de historia que no necesitamos! –estalló Andrés.
-Tranquilo, todos necesitamos de las lecciones de la Historia, incluso Usted Profesor…
-¡Deje de llamarme “profesor”, ya no soy profesor de nada, creo que en gran parte gracias a Usted!
-Mire, no busque culpables y escúcheme bien –Gamisans volvió a dar un trago, pretendía sin duda continuar su encíclica-. Los problemas no nos los trae nadie, sencillamente vienen, sí. Déjeme que vaya explicando, permítame, por favor continuar.
-El caso es que aquellos fueron unos tiempos que pudieron ser, sí, ciertamente maravillosos –prosiguió-, en que con los nuevos aires, también entraron vientos de renovación en lo que denominamos investigación histórica –Gamisans no podía evitar mostrarse un tanto pedante, pero lo cierto es que iba poco a poco captando el interés de su pequeña audiencia, hubiera sido un magnífico profesor, pensó Andrés-. Materialismo Histórico, Nueva Historia, Historia de la Ideas, Historia del Clima, -enumeró Gamisans como recordando-, todo ello acabó por hacer que muchos, profesores y estudiantes, comenzáramos a poner en duda algunas cosas tal y como habían sido siempre enseñadas y nos íbamos dando cuenta que algunas no resistirían un trabajo de análisis serio y detallado utilizando las nuevas herramientas que ahora la vieja Historia tenía a su disposición.
-Uno de los que a buen seguro planteó dudas a fondo tuvo que ser el Profesor Olagüe, –Gonzalo estaba intrigado y permanecía en pie, atendiendo, cruzado de brazos.
-Sí, y pronto pretendimos seguir su senda algunos otros. Como Ustedes han podido leer en el libro, una de las claves que podría desvelar muchos enigmas sobre el fulminante final del Reino Visigodo y sus consecuencias, gira en torno a la desaparición de las actas del Concilio XVIII de Toledo que tuvo lugar durante el reinado de Witiza. Todas las anteriores han sido conservadas a través de las tribulaciones de lo siglos, excepto precisamente las de este Concilio, en el cuál se sospecha que este rey hubo de dar la espalda al catolicismo, deshaciendo el contubernio con la Iglesia para volver a abrazar, quizás, la religión arriana.

Gamisans tomó aire y bebió una vez más, apurando su vaso. Sin soltarlo caminó hasta situarse al otro lado de la mesa, donde permanecían a pie derecho, plantados, sus improvisados alumnos y apoyándose en ella continuó:
-Hallarlas podría aclarar mucho sobre las interesadas relaciones entre la Iglesia y el Estado, que han perdurado hasta nuestros días y ayudarían a entender si fue por una lucha de ideales o por una invasión, que el Reino de los Visigodos en España fue borrado de un plumazo de la Historia.
-Mitos como el de la invasión árabe, la imposición del Islam por el filo de la espada y la propia Reconquista, columna vertebral de nuestra Historia nacional, se podrían venir abajo –intervino por fin Andrés, pensativo.
-El caso es que unos cuantos ingenuamente montamos un grupo de estudio para abordar el tema, el Grupo 18.-¿Y qué pasó? –Gonzalo estaba emocionado con todo lo que su jefe estaba explicando, nunca lo hubiera pensado de él.


*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.