29 de marzo de 2008

La conexión alano-sármata, la faceta más legendaria del Rey Arturo.


Del mismo modo que la Física y la Religión se dan la mano a través del puente tendido por la Mística y la Metafísica, así las Leyendas y la Historia son muchas veces difíciles de deslindar. Si hay una figura histórico-literaria paradigmática en este aspecto, esta sería sin lugar a dudas la del Rey Arturo.
En Camelot, el reino legendario sobre el cuál asienta su trono, convergen como en ningún otro lugar, leyendas y tradiciones de procedencia diversa, que resuenan como un eco lejano de acontecimientos históricos desde la frondosidad de los densos bosques atlánticos. Como los diamantes, la figura del Rey Arturo presenta múltiples facetas tanto legendarias como históricas, incluso religiosas. En cuanto a las innumerables caras de la Leyenda, sería interminable enunciar todos los mitos que se entretejen como los mimbres de un cesto maravilloso. Impregnándolo todo, antiquísimas tradiciones orales de las “fronteras de sal célticas”, donde los antaño invencibles guerreros, un día señores de las nieblas europeas, fueron arrinconados para siempre, barridos por la disciplina romana y la tempestad germana. Como consecuencia de la melancolía de sus héroes y sus magos –y magas- y ya en plena Edad Media, los mitos que son los rescoldos del fuego de la memoria histórica y la mística cristiana, terminarían por convertirse en personajes literarios, negro sobre blanco gracias a la pluma de autores como Geoffrey de Monmouth y Chrétien de Troyes, que dieron lugar al nacimiento de una serie novelesca, que sería a su vez el punto de partida de la literatura europea.

Por otro lado, seguramente, tras el velo de las leyendas cristalizadas en obra literaria, subyace la verdadera Historia. En el caso del Rey Arturo, las Historias. Varios son los personajes y los escenarios que desde los recovecos del tiempo podrían dar una posible identidad histórica al Rey de los Caballeros. Arturo, pudo haber existido con ese nombre, u ocultar a personajes reales más o menos conocidos. En la lista no faltan jefes galeses, reyezuelos irlandeses o escotos, ni oficiales romanos. Sin embargo, las explicaciones más verosímiles nos hablan de caudillos británico-romanos, que en los albores del siglo V de nuestra era y tras el abandono a su suerte por parte de los romanos de su Provincia de Britania, imposible ya de defender para sus legiones, encabezaron la resistencia ante las hordas anglosajonas que asolaban su tierra. Este podría ser el caso de Ambrosius Aurelianus.
Pero todavía más, “Arturo” pudo haber sido ni más ni menos que un título prestigioso que ostentara algún personaje histórico y que con el tiempo llegara a convertirse en nombre. Y es en este punto en el que podemos llevar la investigación histórica y las leyendas hasta sus más lejanos límites. Eso hicieron C.S. Littleton y L. Malcor al enunciar en 1978 la teoría conocida como “La conexión alano-sármata”.

LA TEORIA MÁS APASIONANTE:
La denominada conexión alano-sármata, retrotrae los orígenes de la leyenda al siglo II d.C., relacionando entre sí dos historias en principio inconexas. Por un lado en primer lugar, se sabe que en esa época una cohorte de unos 5.000 sármatas, jinetes de las estepas de los confines de Europa con Asia, renombrados como eficaz caballería pesada, fueron contratados por Roma y destinados como tropas auxiliares para guardar el Muro de Adriano. Este protegía a modo de limes fronterizo la Britania romanizada de los ataques de los salvajes pictos que habitaban por entonces Escocia.
Doscientos años más tarde, en esa misma zona, todavía se mencionaba a “las tropas de veteranos sármatas”. Su fama como caballeros y lo que se conoce de sus tradiciones –por ejemplo, adoraban la figura de una espada clavada en el suelo que podría interpretarse como el origen de la mítica Excálibur del Rey Arturo-, pudo perdurar en la memoria de las gentes que siglos después vivieron en aquellos parajes, y condensarse en un periodo crítico de luchas e invasiones, dando lugar a la leyenda del Rey Arturo tal y como se nos presenta hoy.
Además, todo y que aislados en el otro extremo de Europa, las sagas legendarias de sus modernos descendientes en el Caucaso –los osetios-, conservan interesantes paralelismos con partes de la leyenda del ciclo artúrico, por ejemplo la Dama del Lago, a la que una vez muerto el héroe hay que devolver la mágica espada arrojándola al agua.
Y por otro lado, en el mismo s. II d.C. se documenta la existencia de Lucius Artorius Castus, militar romano conocido por tres inscripciones halladas en Dalmacia, -muy lejos, si bien, del escenario típico de las leyendas artúricas- abona la suposición de que quizás este praefectus castrorum hubiera podido ser destinado también a Britania a la cabeza de los mencionados jinetes sármatas. Del recuerdo postrero de las correrías de estos sármatas, con Artorius Castus como comandante o sin él, y de la herencia todavía viva en sus descendientes de sus técnicas militares, en los turbulentos siglos V y VI de las invasiones en Britania, podría haber surgido la leyenda que todos conocemos y el propio personaje del Rey Arturo. Al menos parcialmente.
Para finalizar, otra parte de este mismo pueblo, los alanos, aliados con los suevos y vándalos invasores, irrumpieron asimismo en el Imperio Romano en el siglo V. Se les conocen dos zonas de asentamiento antes de disolverse en las brumas del tiempo: la zona central de Hispania y, la península de la Armórica. Sí precisamente, el otro finis terrae celta, que con posterioridad se llamaría Bretaña. Nunca sabremos exactamente cómo se mezcla y transmite la materia de las leyendas. Pero podemos siempre imaginar.


Para saber más (y mejor):

*From Scythia to Camelot: A Radical Reassessment of the Legends of King Arthur, the Knights of the Round Table, and the Holy Grail. by C. Scott Littleton, Linda A. Malcor:  
*Pax celtibera, El foedus de 411:  
*Fácilmente en la WIKIPEDIA:

14 de marzo de 2008

LAS CRONICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 1.

PRÓLOGO

Una tarde de domingo, hará como un par de años, buscando en Internet información para distraerme sobre uno de los acontecimientos que más me intriga de la Historia de España, el final del Reino Visigodo y la invasión árabe de la Península, fui a dar con un texto, que desde el primer momento despertó mi curiosidad. El primer motor de este interés fue sin duda el planteamiento de base, la tesis rotunda, revolucionaria, que planteaba el autor: ¡negaba categóricamente que los árabes hubieran invadido España!
Al principio creía estar ante el artículo de algún iluminado más, con alguna teoría histórica nueva y mal sustentada, de las muchas que pululan por la red. Mi sorpresa fue mayúscula y mi interés aún mayor al saber que se trataba de un libro que había sido publicado, primero en Francia y luego en España, hacía más de treinta años. Su autor, Ignacio Olagüe, era tal y como efectivamente la calidad de la obra delataba, un profesor de Historia, con un enorme bagaje y sólidos conocimientos sobre el tema y la época que trataba. En su libro defiende apasionadamente su tesis a lo largo y ancho de sus páginas, apoyándose en sólidos estudios interdisciplinares. Discute punto por punto todos los conceptos previos que hasta ese momento pergeñaban una visión histórica, quizás nunca hasta ese momento tan clara y profundamente puesta en entredicho.
Poco es lo que se sabe sobre el siglo VIII en la Península, ya que verdaderamente carecemos de fuentes documentales y datos fiables. Aún es menos lo que hemos querido saber, confiados en lo que siempre hemos leído y nos han explicado. No conocemos dónde, ni cuándo, ni contra quienes, pudo haber tenido lugar la decisiva batalla de Guadalete, a la que algunos autores sitúan en los escenarios más diversos a día de hoy y a la que muchos ya reducen a una simple escaramuza. También se levantan enormes interrogantes sobre el monumento más conocido de la época, la impresionante Mezquita de Córdoba, cuyos orígenes y motivaciones religiosas van quedando en duda cuando se estudia en su contexto con otros edificios, que si bien más modestos, no son menos importantes para comprender el conjunto del panorama religioso y la historia del arte del periodo. En definitiva estamos ante una etapa de nuestra historia verdaderamente oscura, de la que decimos saber más de lo que a ciencia cierta hemos estudiado.
Sólo hay que navegar en Internet para comprobar, además, que se trata de una obra maldita, a menudo ruda e injustamente vilipendiada, pero pocas veces refutada desde una fría perspectiva académica o científica.
El presente libro tan solo pretende responder desde la libertad que da la imaginación a la pregunta de, si no fue como nos han contado ¿cómo, entonces, pudo haber sido? Es además un homenaje a aquellos a los que la duda les empuja a mirar más allá. Aunque se equivoquen.

-EL AUTOR-
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…sólo existen hoy día del siglo VIII dos clases de documentos: unas monedas y el templo primitivo de la Mezquita de Córdoba…Son las monedas unas piecitas de oro en las que están grabadas unas inscripciones latinas…no son mahometanas como lo han afirmado con ligereza muchos historiadores obsesos por el mito de la invasión…Tienen grabadas en una de sus caras la siguiente leyenda: Solidus ferítus in Spania…En la otra,… «Llevan, según expresión de Levi Provencal, la fórmula islámica del unitarismo». Es la inscripción latina que hemos trascrito anteriormente y cuya traducción reza así: «En nombre del Señor, de Dios sólo hay un Dios sabio, no hay otro parecido a Dios». En el centro, de acuerdo con la tradición visigótica está dibujado un símbolo: En estas piecitas una estrella con ocho puntas. Representan pues texto y moneda el interregno revolucionario desde un punto de vista político; desde el religioso, el sincretismo arriano.
“La revolución islámica en Occidente” de Ignacio Olagüe

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(continuará...el jueves día 3 de abril)

9 de marzo de 2008

Guerras asimétricas, los rebeldes chechenos vs Rusia. La batalla de Grozny.


El desafío que desde el año 1994 mantienen los rebeldes chechenos contra Rusia es uno de los más destacados conflictos asimétricos de la Edad Contemporánea. Todo y que la resistencia de los chechenos a la dominación rusa tiene unas raíces ancestrales, en ese momento, al igual que sucedía en la propia Rusia, la privatización de la economía soviética en Chechenia tiene lugar mediante el acuerdo de grupos de influencia, donde se dan la mano militares, oligarcas y grupos mafiosos, que luchan por apoderarse del patrimonio del estado soviético. No ha de extrañar que ahora, la propia proclamación de independencia de la república caucásica se circunscriba en este escenario. Chechenia se encuentra en un punto de confluencia de carreteras, oleoductos y vías férreas y sus nuevos dirigentes, relacionados estrechamente con las mafias locales, hacen suculentos negocios cooperando con los mafiosos rusos en el tráfico de heroína, convirtiendo el aeropuerto de Grozny en centro del contrabando mundial de esa droga. Asimismo la nueva República Chechena se convierte en un centro de lavado de dinero que aprovechan los dirigentes rusos para saquear los fondos de la Federación. El petróleo, fue también objeto de reparto entre dirigentes chechenos y rusos, hasta que un momento dado hubo un gran desacuerdo y el Estado Ruso decidió actuar para devolver Chechenia al redil de la Federación Rusa. Ese año 1.994 el presidente ruso Boris Yeltsin tomó la decisión de invadir la república secesionista, sin embargo, contra lo que se podía esperar a la vista de la diferencia de potencial militar entre los contendientes en liza, la primera guerra chechena fue un desastre para Rusia y concretamente la batalla por el control de la capital, Grozny, una de las mayores ejemplos sobre el terreno de confrontaciones asimétricas de la Historia.

EL ESCENARIO:
La ciudad de Grozny fue fundada en 1818 por los invasores rusos y tiene su origen en un fuerte militar para controlar el territorio. Es una ciudad típica según los estándares de la URSS, con edificios altos, polígonos industriales y grandes avenidas. Los rebeldes chechenos contaron con la complicidad de las autoridades locales y prepararon la ciudad para una larga resistencia, conociendo de antemano los métodos de asalto rusos, no en vano, la mayoría de sus oficiales eran ex-militares soviéticos y buenos conocedores de las tácticas rusas de asalto a poblaciones urbanas. Los rebeldes idearon utilizar las estructuras urbanas como posiciones defensivas, modificándoles para protegerse de los atacantes. Barraron las puertas y ventanas de los primeros pisos, dejaron vacías las plantas superiores y usaron los sótanos para almacenar suministros y cubrir sus movimientos.

LOS CONTENDIENTES Y SUS TACTICAS:
Los chechenos son un pueblo montañés de organización clánica, de religión mayoritariamente islámica. Divididos como pueblo, sin ejército, no podían contar en total con más 15.000 hombres, y tan sólo un máximo de 3.000 a la vez en la ciudad, ya que muchos eran luchares a tiempo parcial que entraban en combate para días después retirarse a sus aldeas en las montañas. Tampoco disponían de demasiados suministros ni municiones. Así pues, no se hacían ilusiones en cuanto a poder vencer al ejército ruso en una batalla convencional y se concentraron en un objetivo muy concreto: resistir e infligir a su enemigo las mayores bajas posibles para provocar su retirada. Para ello decidieron aprovechar en Grozny las ventajas de su buen conocimiento de ese entorno urbano utilizándolo en su provecho. Tan solo ocuparon los pisos medios de los edificios y además situaron sus comandos muy cercanos a las posiciones rusas para anular la eficacia de los bombardeos aéreos y poder atacarles fácilmente desde posiciones protegidas. Dividieron a sus hombres en pequeños grupos, muy bien comunicados con equipos de radio ligeros; contaban con la ventaja adicional que si bien todos los chechenos entendían el ruso, muy pocos rusos conocían la lengua chechena. Cada comando de ocho luchadores contaba con un francotirador –muy eficaz en entornos urbanos- y con un RPG –arma antitanque que se revelaría decisiva contra las columnas de blindados rusos. El resto lo harían la determinación y la ferocidad en el combate que aterrorizó a los soldados rusos. En definitiva decidieron concentrarse en golpear los puntos débiles del enemigo aprovechando al máximo sus propios recursos, haciendo de la necesidad virtud.

Los rusos en cambio, tal y como esperaban los chechenos, seguían apegados a su manual de guerra tradicional desde la toma de Berlín en 1945: desplegaron 45.000 hombres, la mayoría soldados de reemplazo, mal equipados, con poca preparación y espíritu de lucha. Confiados en la superioridad de su ejército contra grupos de guerrilleros, entrarían en Grozny en largas columnas de blindados, desde tres direcciones a la vez, esperando machacar a la resistencia chechena por el camino, para converger rápidamente en un mismo punto del centro de la capital. Los chechenos les dejaron penetrar y una vez dentro, bloquearon sus columnas mecanizadas, tendiéndoles emboscadas, atacándoles con armas antitanque. Lo que se esperaba que fuera un rápido desfile, se convirtió en una carnicería. Costaría dos largos y sangrientos meses a los rusos, el poder tomar la capital. Y nunca la tendrían totalmente controlada. Pese a contar con fuerzas superiores en soldados, armamentos y apoyo aéreo, el ejército ruso tampoco fue capaz de establecer un control efectivo del área montañosa de Chechenia. Las enormes bajas y la desmoralización de su ejército llevarían al presidente Boris Yeltsin a declarar un alto el fuego unilateral en 1995 y enviar a su más prestigioso militar, el general Lebed a negociar un acuerdo de paz. Sin embargo aún habría una segunda guerra chechena.
La poca duración que tendría la paz se explicaría por el interés personal, que tanto algunos rusos como chechenos, tenían en la guerra: la guerra es muy beneficiosa para todo tipo de organizaciones mafiosas y además el conflicto checheno se inserta en el choque cada vez más abierto entre las superpotencias mundiales por el control de las materias primas del planeta.


Para saber más (y mejor):
*Arthur L. Speyer. CHECHNYA: Urban warfare lessons learned. 
*La primera guerra de Chechenia:  
*Chechenia: un baño de sangre ancestral:  
http://www.lanacion.com.ar/Archivo/nota.asp?nota_id=633581 
*Robert K. Ackerman for SIGNAL Magazine 2000:  

Música relacionada, para escuchar después:
*"Os senhores da guerra" de Madredeus
http://www.youtube.com/watch?v=bwEWOvDf4GQ

4 de marzo de 2008

D’Hubert y Feraud: “Los duelistas”.

En una entrada anterior os comenté que esta semana pondría el trailer de una película, también de ambientación histórica como "Barry Lyndon" de Kubrick, y con la cuál tiene mucho que ver, ya que no en vano su director Ridley Scott reconoce en ella cierta inspiración. La película se titula “The duellists” (“Los duelistas”). Y como no quisiera tener pendiente una deuda de honor faltando a mi palabra y mucho menos en este caso, no sólo pongo un trailer:



Sino que por si acaso pongo dos, para evitar cualquier ofensa que pudiera motivar un duelo. No quisiera de ningún modo encontrarme en la angustiosa situación del protagonista, D’Hubert, que tiene que afrontar constantemente los retos de su furioso antagonista, Feraud:



Al igual que “Barry Lyndon”, destaca por su muy cuidada fotografía, pero a diferencia de aquella, en “Los duelistas”, la escasez del presupuesto determinó que se tuvieran que evitar las grandes escenificaciones, para cimentar la película en una sucesión de pequeños cuadros, dominados por primeros planos, sacando todo el partido posible a la luz tanto en los interiores como en los exteriores, aprovechando al máximo la belleza de unos soberbios escenarios naturales. La tensión de la trama hace el resto. El guión está basado en una novela de Joseph Conrad que narra los interminables duelos que mantienen dos soldados de Napoleón a lo largo de sus vidas, empeñado uno y resignado más bien el otro, en liquidarse en duelo singular, enemistados eternamente por una nimiedad. Como telón de fondo las Guerras Napoleónicas, desde Francia hasta Rusia. Pero sobre todo la tensión emocional, el miedo, el orgullo, la violencia ciega. En definitiva, el duelo.

*Nota curiosa: buscando información sobre la película, casualmente encontré una entrada titulada “EL DUELO”: http://gentehistoria.blogspot.com/2007/07/cuando-leo-en-algn-sitio-la-palabra.html, en Gentehistoria, que es precisamente una de las webs que recomendamos.
*El caminador errante:
http://usuarios.lycos.es/corrupted/myblog/?p=7

2 de marzo de 2008

“Forofismo” político (pero no sólo) en Bizancio.

A los occidentales nos agrada sentirnos nietos de Roma y Grecia y hasta tataranietos de Egipto.
Sin embargo, Bizancio.
Bizancio es como un antepasado repudiado de la memoria. Como una vieja tía-abuela, solterona y decrepita que no tuvo hijos y a cuya casa se mudaron, una vez muerta tras una larguísima enfermedad que acentuó su decadencia, unos vecinos extraños a los que nos negamos en redondo a reconocer como parientes. Su sociedad, su organización estatal, se alejó irreversiblemente de los modelos clásicos que tanto nos gustan, haciéndose barrocamente oriental. El boato que rodeaba la figura inaccesible de sus hieráticos Emperadores divinizados, revestidos con sedas y vaporizados con perfumes, separados del pueblo por una laberíntica burocracia palatina dominada por refinados eunucos, se nos revela ajeno a la severidad del Senado Romano, o a los dialécticos debates de le boulé ateniense. Pero en realidad yo pienso que nos traumatiza que, Bizancio, es el espejo de feria de muchos de nuestros vicios sociales y políticos.

El año 532 a.C. tuvo lugar el desenlace de una situación que a primera vista nos puede parecer inédita y fuera de lo normal. Ocurrieron en las calles de Constantinopla, una de las metrópolis más grandiosas del mundo en ese momento, los que están considerados los más sangrientos disturbios políticos de la Historia, que pudieron ser sofocados con la matanza de unos 30.000 forofos en el hipódromo de la ciudad. ¡Y cuando ya casi se habían hecho con el control del Estado Bizantino, nombrando un nuevo Emperador! Sí, no rebeldes, siquiera manifestantes, sino más bien forofos deportivos (o hooligans o tifosi, como los del fútbol), que se conjuraron y estuvieron a punto de deponer y acabar con la vida del propio Emperador Justiniano. Tal era, ya hacía tiempo, el calado de la intervención de las facciones de aficionados deportivos (los azules y los verdes) en la política interna del Estado. Nunca hemos leído que hubiera sucedido algo semejante, tratándose de la Historia Política de ningún Imperio serio, ni siquiera de ninguna república bananera. Sin embargo estamos hablando del Imperio Romano de Oriente. Y no lo digo precisamente por la dimensión de la revuelta urbana, conocida como la rebelión Nika, por el grito que significaba “¡victoria!” que solían proferir los aficionados a las carreras de carros, sino por el mero planteamiento de que grupos de forofos pudieran ser un actor político relevante en el devenir de aquel Estado.

Pues bien, el comportamiento de un forofo se caracteriza por desear por encima de todo la victoria de su equipo y la derrota del contrario, sin importar demasiado la legalidad o ilegalidad de los medios empleados. Con este esquema mental, si el “forofismo” ha infectado el campo de la política, sucede que, los votantes pertenecen a un "partido político-equipo" desde la cuna hasta la tumba.
Haga lo que haga el contrario, este siempre miente, no se escucharán sus argumentos y merecerá la derrota. Por otro lado, haga lo que haga el "partido político-equipo” del que se es forofo incondicional (aunque robe, mienta o engañe), sus forofos le votan igual.
O sea, se ve siempre la paja en el ojo ajeno y nunca la viga en el propio.
Con este panorama, los ciudadanos son defraudados una vez tras otra y encima… ¡vuelven a acudir a las urnas a votar… a los mismos! O si les da mucha, mucha vergüenza, o les han perjudicado enormemente, pues se esconden en casa y se abstienen. Por esa vez.

Esta situación, ilógica y ridícula, traspasada al debate político en un país pretendidamente democrático, invalida la esencia de la propia democracia.
¡En la antigua Atenas, en cuya Asamblea se llegó incluso a discutir si la democrácia era lo mejor para el bien de la polis, se mesan los cabellos y se estiran los pelos de las barbas!
Y así, no parece que sea en Bizancio precisamente donde están de campaña electoral una vez más, ¿o puede que sí?

Para saber más y mejor:
*Byzantium: the living fósil: http://www.istendency.net/pdf/3_03_byzantium.pdf
*Artehistoria:
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/804.htm
*El Conde Belisario, novela histórica de
Robert Graves.
*La Vanguardia 29 de febrero “Cartas de los lectores”: Aprender a debatir del Sr. L. Esquena