10 de junio de 2008

Los inicios de la Revolución Neolítica en Oriente Medio ¿cómo se adaptaron las sociedades de cazadores y recolectores del Pleistoceno final?

El estudio de las transformaciones en el modo de vida de algunas sociedades humanas que basaban su subsistencia en la caza y recolección, que tuvieron lugar hace alrededor de unos 10.000 años, y que son el origen remoto de nuestra civilización, ha generado una serie de enfoques, algunos de ellos demasiado unívocos, en lo referente tanto a su origen y desarrollo en algunas zonas de Oriente Próximo, como a su posterior expansión a las áreas adyacentes. Para estudiar un proceso de cambio tan complicado como fue la revolución neolítica y poder vislumbrar su desarrollo, debemos considerar un enfoque multifactorial. No fue un proceso lineal, ni regular, ni provocado por un solo estímulo generador. Tampoco homogéneo, ni circunscrito a un determinado lugar. Cambios acumulativos, transformaciones interactivas y ciclos de retroalimentación, junto con determinados factores medioambientales, sociales y culturales, hubieron de conjugarse a lo largo del proceso para configurar, lo que desde nuestros días intentamos definir y conocer sobre el origen y desarrollo del Neolítico.
Para contestar a la cuestión fundamental de cuándo y por qué el hombre empezó a producir sus propios alimentos, debemos empezar por hablar de las sociedades de cazadores y recolectores del Pleistoceno final. A lo largo de miles de años, estas sociedades habían ido evolucionando biológica y culturalmente, desarrollando sus capacidades adaptativas y un sólido conocimiento del entorno y los recursos que ofrecía. Durante ese periodo las culturas de cazadores y recolectores fueron haciéndose cada vez más fragmentadas y especializadas en su entorno inmediato. En el Próximo Oriente, sería en el seno de estas sociedades paleolíticas, donde tendría lugar una larga transición, definida por:
-Una progresiva sedentarización,
-El uso más intensivo de los vegetales
-Una mayor complejidad social.


Estos cambios económicos y culturales, en el Pleistoceno final comenzarían a acelerarse y marcarían claramente un punto de inflexión, a partir del cuál la evolución cultural dominaría a la biológica, siendo los cambios en la organización y en el comportamiento, los que permitirían al hombre adaptarse y evolucionar exitosamente. En resumen, estas sociedades paleolíticas cimentarían dos pilares básicos fundamentales para sostener el desarrollo hacia las sociedades agrícolas aldeanas:
-Conocimiento del entorno y sus recursos.
-Desarrollo de las capacidades humanas, intelectuales, tecnológicas y de organización social, para adaptarse a un medio cambiante.


Simultáneamente a los cambios culturales que marcarían el arranque de la revolución neolítica, se produce el inicio de una nueva fase climática, caracterizada en términos generales por el fin del último periodo glaciar y la retirada progresiva de los hielos, subidas en el nivel del mar y una atemperación gradual de las temperaturas. Si bien los cambios fueron generales y a escala global, incidieron de distinta manera en diversas zonas del planeta. En Oriente Medio los estudios palinológicos revelan un cambio paulatino desde un ecosistema dominado por estepas, frío y seco con predominio del polen de plantas herbáceas (20.000BP), hasta un clima caracterizado por unas temperaturas más altas y una mayor humedad. La cobertura vegetal se hizo más densa y boscosa y aparecieron áreas de cereales y leguminosas salvajes, siendo estas últimas la clave del primer desarrollo agrícola.
Oriente Medio se caracteriza por disfrutar de un ecosistema muy variado, con zonas medioambientales que van desde el desierto hasta los bosques de alta montaña. El régimen climático es de tipo mediterráneo con marcadas variaciones estaciónales, tanto en las temperaturas como en las precipitaciones, que se concentran en los meses invernales, principalmente. Además, la gran variabilidad topográfica es un factor importante más, para configurar un mosaico de recursos naturales muy diverso, en un espacio geográfico relativamente reducido e intercomunicado.
Frente a esta situación de cambio climático, los grupos de cazadores-recolectores de la zona optaron por dos estrategias de supervivencia principales:
a) Especialización en la explotación de unas pocas especies, generalmente una o dos y en grandes cantidades. Esta primera opción daría lugar a asentamientos cada vez más permanentes, cerca del recurso explotado, aumentando la sedentarización de los grupos humanos, el almacenaje y la construcción de artefactos especializados no transportables.
b) Ampliación del abanico de recursos explotados, para aumentar las posibilidades y el espectro plantas y animales a utilizar. Esta estrategia de amplio espectro pudo ser la causante de experiencias de control y experimentación con animales y plantas.


Es un hecho que en Oriente Próximo, se podían encontrar los ancestros salvajes de muchas de las plantas y animales que posteriormente serían domesticados: cereales y leguminosas, que son plantas de crecimiento estacional y cuyos frutos pueden ser conservados y almacenados, y animales salvajes con características que los harían susceptibles de ser primero controlados y luego domesticados:
-Animales sociales capaces de establecer lazos con los seres humanos.
-No peligrosos para el hombre.
-No competidores con la dieta humana, que pudieran aprovechar recursos disponibles no directamente útiles para el hombre.
Ovicápridos, bóvidos, cerdos y el caso especial y más temprano del perro, cumplen estos prerrequisitos. En algunas zonas, los cereales silvestres crecían tan abundantemente que había grupos de cazadores y recolectores, que establecían campamentos a los que acudían anualmente para recolectarlos, como revelan algunos yacimientos a partir de los cambios en el utillaje, adaptados a las nuevas actividades económicas. La existencia de agriotipos domesticables y la propia explotación de estos, llevada a cabo por el hombre, daría lugar a importantes cambios socioeconómicos, que quizás pudieron ser la respuesta a la crisis alimentaría provocada por los cambios climáticos y la desaparición de la gran fauna, y/o a la presión demográfica provocada precisamente por el éxito de estas adaptaciones económicas, como la aparición de economías basadas en el rendimiento diferido (recolección estacional almacenamiento reparto), o el control de los rebaños salvajes.
Estos cambios adaptativos, ya los podemos encontrar en yacimientos de algunas zonas de Oriente Medio, desde hace unos 20.000 años, en el seno de sociedades humanas paleolíticas, nómadas y de economía depredadora.
El largo camino recorrido por estas sociedades a lo largo del mesolítico, el precerámico y las primeras aldeas neolíticas plenamente consolidadas, puede verse a través de la evolución de la economía, las casas y poblados, el utillaje, los restos artísticos y de creencias, e incluso y por primera vez en el impacto cada vez mayor que el hombre tendrá sobre su entorno, modificando el ecosistema de manera cada vez más acusada.



Para saber más (y mejor):
*Al oeste del Edén (Ed. Síntesis) Bernabeu/Aura/Badal
*Los orígenes de la civilización (Ed. Crítica) Ch. L. Redman

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy interesante la entrada. Bien planteada y aunque es larga se hace amena y no cansa.
Podrías ayudar su lectura con alguna foto que descanse la vista.
Aún así, excepcional.

Enhorabuena.

HPR dijo...

Muchas gracias (qué voy a decir). Y sobre lo de las fotos tienes toda la razón, ¡pero el tiempo es un factor importante para mí! y eso me daría aún más trabajo además de pensar temas y escribir los post manteniendo una cierta periodicidad.
No se cómo hacéis en páginas como la tuya que tienen todo: buenos textos y una presentación soberbia, muy cuidada Un saludo,