Los inicios de la Revolución Neolítica en Oriente Medio ¿cómo se adaptaron las sociedades de cazadores y recolectores del Pleistoceno final?
El
estudio de las transformaciones en el modo de vida de algunas
sociedades humanas que basaban su subsistencia en la caza y
recolección, que tuvieron lugar hace alrededor de unos 10.000 años,
y que son el origen remoto de nuestra civilización, ha generado una
serie de enfoques, algunos de ellos demasiado unívocos, en lo
referente tanto a su origen y desarrollo en algunas zonas de Oriente
Próximo, como a su posterior expansión a las áreas adyacentes.
Para estudiar un proceso de cambio tan complicado como fue la
revolución neolítica y poder vislumbrar su desarrollo, debemos
considerar un enfoque multifactorial. No fue un proceso lineal, ni
regular, ni provocado por un solo estímulo generador. Tampoco
homogéneo, ni circunscrito a un determinado lugar. Cambios
acumulativos, transformaciones interactivas y ciclos de
retroalimentación, junto con determinados factores medioambientales,
sociales y culturales, hubieron de conjugarse a lo largo del proceso
para configurar, lo que desde nuestros días intentamos definir y
conocer sobre el origen y desarrollo del Neolítico.
Para
contestar a la cuestión fundamental de cuándo y por qué el hombre
empezó a producir sus propios alimentos, debemos empezar por hablar
de las sociedades de cazadores y recolectores del Pleistoceno final.
A lo largo de miles de años, estas sociedades habían ido
evolucionando biológica y culturalmente, desarrollando sus
capacidades adaptativas y un sólido conocimiento del entorno y los
recursos que ofrecía. Durante ese periodo las culturas de cazadores
y recolectores fueron haciéndose cada vez más fragmentadas y
especializadas en su entorno inmediato. En el Próximo Oriente, sería
en el seno de estas sociedades paleolíticas, donde tendría lugar
una larga transición, definida por:
-Una
progresiva sedentarización,
-El
uso más intensivo de los vegetales
-Una
mayor complejidad social.
Estos
cambios económicos y culturales, en el Pleistoceno final comenzarían
a acelerarse y marcarían claramente un punto de inflexión, a partir
del cuál la evolución cultural dominaría a la biológica, siendo
los cambios en la organización y en el comportamiento, los que
permitirían al hombre adaptarse y evolucionar exitosamente. En
resumen, estas sociedades paleolíticas cimentarían dos pilares
básicos fundamentales para sostener el desarrollo hacia las
sociedades agrícolas aldeanas:
-Conocimiento
del entorno y sus recursos.
-Desarrollo
de las capacidades humanas, intelectuales, tecnológicas y de
organización social, para adaptarse a un medio cambiante.
Simultáneamente
a los cambios culturales que marcarían el arranque de la revolución
neolítica, se produce el inicio de una nueva fase climática,
caracterizada en términos generales por el fin del último periodo
glaciar y la retirada progresiva de los hielos, subidas en el nivel
del mar y una atemperación gradual de las temperaturas. Si bien los
cambios fueron generales y a escala global, incidieron de distinta
manera en diversas zonas del planeta. En Oriente Medio los estudios
palinológicos revelan un cambio paulatino desde un ecosistema
dominado por estepas, frío y seco con predominio del polen de
plantas herbáceas (20.000BP), hasta un clima caracterizado por unas
temperaturas más altas y una mayor humedad. La cobertura vegetal se
hizo más densa y boscosa y aparecieron áreas de cereales y
leguminosas salvajes, siendo estas últimas la clave del primer
desarrollo agrícola.
Oriente
Medio se caracteriza por disfrutar de un ecosistema muy variado, con
zonas medioambientales que van desde el desierto hasta los bosques de
alta montaña. El régimen climático es de tipo mediterráneo con
marcadas variaciones estaciónales, tanto en las temperaturas como en
las precipitaciones, que se concentran en los meses invernales,
principalmente. Además, la gran variabilidad topográfica es un
factor importante más, para configurar un mosaico de recursos
naturales muy diverso, en un espacio geográfico relativamente
reducido e intercomunicado.
Frente
a esta situación de cambio climático, los grupos de
cazadores-recolectores de la zona optaron por dos estrategias de
supervivencia principales:
a)
Especialización en la explotación de unas pocas especies,
generalmente una o dos y en grandes cantidades. Esta primera opción
daría lugar a asentamientos cada vez más permanentes, cerca del
recurso explotado, aumentando la sedentarización de los grupos
humanos, el almacenaje y la construcción de artefactos
especializados no transportables.
b)
Ampliación del abanico de recursos explotados, para aumentar las
posibilidades y el espectro plantas y animales a utilizar. Esta
estrategia de amplio espectro pudo ser la causante de experiencias de
control y experimentación con animales y plantas.
Es
un hecho que en Oriente Próximo, se podían encontrar los ancestros
salvajes de muchas de las plantas y animales que posteriormente
serían domesticados: cereales y leguminosas, que son plantas de
crecimiento estacional y cuyos frutos pueden ser conservados y
almacenados, y animales salvajes con características que los harían
susceptibles de ser primero controlados y luego domesticados:
-Animales
sociales capaces de establecer lazos con los seres humanos.
-No
peligrosos para el hombre.
-No
competidores con la dieta humana, que pudieran aprovechar recursos
disponibles no directamente útiles para el hombre.
Ovicápridos,
bóvidos, cerdos y el caso especial y más temprano del perro,
cumplen estos prerrequisitos. En algunas zonas, los cereales
silvestres crecían tan abundantemente que había grupos de cazadores
y recolectores, que establecían campamentos a los que acudían
anualmente para recolectarlos, como revelan algunos yacimientos a
partir de los cambios en el utillaje, adaptados a las nuevas
actividades económicas. La existencia de agriotipos domesticables y
la propia explotación de estos, llevada a cabo por el hombre, daría
lugar a importantes cambios socioeconómicos, que quizás pudieron
ser la respuesta a la crisis alimentaría provocada por los cambios
climáticos y la desaparición de la gran fauna, y/o a la presión
demográfica provocada precisamente por el éxito de estas
adaptaciones económicas, como la aparición de economías basadas en
el rendimiento diferido (recolección estacional almacenamiento
reparto), o el control de los rebaños salvajes.
Estos
cambios adaptativos, ya los podemos encontrar en yacimientos de
algunas zonas de Oriente Medio, desde hace unos 20.000 años, en el
seno de sociedades humanas paleolíticas, nómadas y de economía
depredadora.
El
largo camino recorrido por estas sociedades a lo largo del
mesolítico, el precerámico y las primeras aldeas neolíticas
plenamente consolidadas, puede verse a través de la evolución de la
economía, las casas y poblados, el utillaje, los restos artísticos
y de creencias, e incluso y por primera vez en el impacto cada vez
mayor que el hombre tendrá sobre su entorno, modificando el
ecosistema de manera cada vez más acusada.
Para saber más (y mejor):
*Al oeste del Edén (Ed. Síntesis) Bernabeu/Aura/Badal
*Los orígenes de la civilización (Ed. Crítica) Ch. L. Redman
Comentarios
Podrías ayudar su lectura con alguna foto que descanse la vista.
Aún así, excepcional.
Enhorabuena.
No se cómo hacéis en páginas como la tuya que tienen todo: buenos textos y una presentación soberbia, muy cuidada Un saludo,