UN VIKINGO EN LA COCINA
Este no es un artículo ni para chefs ni para el típico cocinillas aficionado a los fogones, este es un artículo para hombres que cocinan. Sencillamente. Para los que tienen que dar de comer a su prole y alimentar a su familia. Tanto para los hombres (cada vez más) que se quedan en casa para cuidar de los suyos o para desarrollar sus propios proyectos personales, como para los que vuelven al hogar después de un duro día de trabajo y se tienen que poner manos a la obra para preparar la cena. También para los que por motivos ajenos a su voluntad están temporalmente en el dique seco intentando recolocarse de nuevo.
Para todos ellos, vamos a hacer un ejercicio práctico de imaginación creativa de estar por casa: ¡Imaginad un vikingo en la cocina!
Para un vikingo había cuatro armas imprescindibles sin las que ninguno querría para nada subirse a un drakkar y salir de la gélida Escandinavia para invadir y saquear por el mundo.
Y estas eran, no necesariamente por este orden, en primer lugar, una buena espada recta, llamada “sverd” en nórdico antiguo, perfeccionadas a partir de modelos romanos y europeos de su época. Las espadas de los vikingos eran armas de doble filo, largas aunque no demasiado para poder ser empuñadas con una sola mano. Estaban pensadas más para dar tajos que para pinchar y atacar de punta, y muchas de las que se han hallado estaban decoradas, ya que eran un símbolo de prestigio para sus orgullosos propietarios. No todos podían permitirse tener una, ni mucho menos de las buenas. Sólo para unos pocos de los tripulantes del drakkar.
En segundo lugar, una contundente hacha danesa, su arma más característica, pues estaba al alcance de cualquier guerrero del norte por modestos que fueran sus recursos económicos, ya que tenía menos metal y su manufactura requería menos trabajo que una buena espada. Además, podríamos afirmar que todo vikingo de bien tenía al menos una de estas en su casa. Y no tanto para matar zombis, como por motivos prácticos, en una tierra donde talar árboles para roturar el terreno y para tener leña para cocinar y calentarse, era una tarea indispensable para la supervivencia.
En tercera posición de nuestra lista, deberíamos considerar un arma defensiva. Y no sería otra que el típico y conocido escudo vikingo. Generalmente de forma circular, de madera, ligero y resistente. Se sabe que solían estar decorados con patrones diversos propios de la cultura escandinava. Protegía a los nórdicos de los golpes directos de sus adversarios así como de las flechas y otros proyectiles que pudieran lanzarles sus enemigos. Ideal para que junto con el resto de los compinches de la banda, los vikingos pudieran formar su arquetípica muralla de escudos y fomentar la cohesión y el compañerismo del clan.
Y para finalizar nuestro particular listado de armas imprescindibles, no debemos olvidarnos del práctico cuchillo sax, de un solo filo para todo uso, y no solo militar. Con este, los guerreros nórdicos aparte de luchar con él a modo de daga en las distancias cortas, también se ayudaban en cualquier tarea doméstica o reparación que tuvieran que realizar, incluso para comer. El asado de reno no sabía nunca igual si no era trinchado con uno de estos cuchillos multiusos.
LOS CUATRO MEJORES UTENSILIOS DE COCINA PARA UN HOMBRE ACTUAL
En nuestra época, menos violenta por lo general, a Odín gracias, podríamos hablar de cuatro accesorios irrenunciables para todo hombre que cocina en su casa, y que quiere salir airoso del reto diario de preparar recetas prácticas, nutritivas, y sabrosas para él y para toda la familia. O invitar a los amigos, que también.
Para nuestro normando de la actualidad el verse solo delante de los fogones es, en el siglo XXI, muchas veces no menos estresante que para un vikingo del siglo X bajarse del drakkar en una remota playa británica a enfrentarse con los guerreros sajones del rey Alfred.
Por ello necesitamos ayudarnos de las mejores armas para triunfar...
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