1 de febrero de 2009

Los Arma, la desconocida Historia de los españoles negros.


Cuando en 1880 el español Cristóbal Benítez llegó a Tombuctú, una ciudad mítica, perdida en la curva del río Níger y que poblaba el imaginario geográfico europeo desde la Edad Media, escuchó con asombro, y no sin cierto desdén, como algunos de sus habitantes, gente de color, afirmaban ser descendientes de musulmanes desterrados de España.
Benítez formaba parte del ramillete de primeros exploradores europeos, que a modo de avanzadilla, pondrían el desconocido interior del Continente Africano definitivamente en los mapas…de los voraces imperios coloniales de las muy agresivas naciones de la Europa industrializada.
A su regreso puso negro sobre blanco en un libro las maravillas de su viaje y como no, la anécdota de haber encontrado a unos remotos paisanos, para que nosotros, en general, siguiéramos desconociendoun hecho histórico tan relevante.


Los que tal afirmaban eran los Arma.
Y el nombre de esta etnia, una de los principales grupos que se amalgaman aún hoy en día en la ciudad, ya sería en cierto modo, un indicio. Nunca olvidaron que llegaron como conquistadores en 1591, formando parte de un ejército lanzado como una maldición sobre un debilitado Imperio Songhay por el sultán marroquí Al-Mansur.
La expedición que acabaría con este Imperio estaba formada por lanceros marroquíes, mercenarios moriscos y cristianos renegados de orígenes variapintos. Estos últimos, los andalusíes y los renegados (capturados como esclavos principalmente en las costas españolas, o prisioneros de batallas) formaban la columna vertebral del ejército atacante ya que portaban por primera vez más allá del Sahara, armas de fuego. Sus arcabuces y unos pocos cañones, serían decisivos en los combates.
Los comandaba además el también español Yuder Pachá (originariamente Diego de Guevara), capturado de joven en Almería por la piratería turca y que había hecho una brillante carrera militar en la corte marroquí.
Él y sus hombres avanzaron penosamente a través de dos mil kilómetros de desierto para conquistar el inexpugnable país del oro de los negros: el punto de partida de la ruta occidental del comercio transahariano que inundaba de oro el Magreb y en su momento el propio Al-Andalus, y por la que transitaban ingentes riquezas en forma de sal, esclavos, especias y productos manufacturados.


Los orígenes de esta ruta de comercio de larga distancia se remontan mucho más allá del advenimiento del Islam. Ya era transitada en tiempos de Roma, Cartago, y mucho antes, cobrando cada vez mayor importancia estratégica conforme el Sahara se iba desecando hasta convertirse en el inhóspito desierto que hoy conocemos.


El desierto mantuvo Tombuctú y los otros emporios de la curva del Níger a salvo de la codicia de los conquistadores hasta el siglo XVI, en que las consecuencias del juego geoestratégico entre España, Turquía, e Inglaterra pusieron en manos del sultán marroquí, los hombres, la pólvora y las necesarias armas de fuego para vencer en la atrevida expedición.
Es significativo que las armas las proporcionara la reina Isabel I de Inglaterra, acérrima enemiga de Felipe II con la intención de llevar a cabo algún día un ataque conjunto anglo-marroquí contra su rival español.
Así pues, gracias a las armas de la reina llegaron los Arma a Tombuctú, la cuál hicieron su capital como conquistadores del mayor Imperio africano de su época.


Se dice que su nombre proviene de los gritos de los españoles cuando se aprestaban a empuñar sus armas para combatir: “al arma” y que de ahí debe venir, quizás, la propia palabra ALARMA.
Victoriosos, se establecieron allí, se casaron y acabaron tan negros como buena fue siempre su memoria. Nunca olvidaron su origen. Sin embargo nosotros sí que nos olvidamos de ellos.Un olvido aún mayor si consideramos que ese mismo siglo al otro lado de la Mar Océana, en 1521 Cortés conquistó Méjico y en 1533 Pizarro el Imperio de los Incas…y eso todo el mundo lo sabe, en cambio, yo conocí la Historia de su epopeya, un buen día, viendo un documental en la televisión. No tenía la menor idea.


Pero no acaba aquí el tema. Ahora, buscando información para poder escribir este post, he podido aprender que fueron en busca de oro, pero lo que realmente encontraron, fue un tesoro todavía mayor: libros y una historia común apasionante.
A ver si consigo contárosla como se merece, próximamente.




Para saber más (y mejor):
*Cristóbal Benitez, Viaje por Marruecos, el desierto de Sahara y Sudán

*José Antonio Doll Pérez, Mali: Timbuktú, la Atenas del desierto http://www.rebelion.org/noticia.php?id=19257

*José Corral, Ciudades de las caravanas
*Pep Subirós, Tombuctú, el puerto del desierto, http://www.elpais.com/articulo/portada/Tombuctu/puerto/desierto/elpeputec/20060806elpepspor_7/Tes
*Antonio Llaguno Rojas, Andaluces en la curva del Níger, http://www.fundacionmahmudkati.org/archivosadjuntos/ANDALUCES%20EN%20LA%20CURVA%20DEL%20N_GER%20resumen.pdf

1 comentario:

Anónimo dijo...

determinaron de descubrirse, y dar alarma, mandando tocar al arma con las tronpetas. Lo ** 1491 - 1516 Santa Cruz, Alonso de Crónica de los Reyes Católicos