No
sé yo si la Historia se repite, pero por lo menos se parece.
Hace
ya algunos meses en el post “Georgia y el país de los alanos:
los cosacos cabalgan de nuevo”, a cuenta de la invasión
relámpago de Georgia por parte de los rusos comenté que: “…a
veces pienso que los tanques rusos podrían llegar, si quisieran, sin
ninguna oposición militar seria, a las orillas del Mar del Norte.
Todo seguido, por las amplias llanuras, pisando la hierba, desde por
ejemplo Polonia o Hungría, hasta Holanda.”
Diciendo esto pensaba yo en las invasiones de los bárbaros que
surgiendo de las profundidades de las estepas, acabaron avecindándose
por las bravas entre nos, los felices y opulentos ciudadanos del
Imperio Romano.
Unos
días después un buen amigo, el cual de hecho es el único lector de
los aproximadamente 300 habituales –como los de Leonidas- al que
puedo recabar directamente su opinión sobre lo que aquí escribo, me
acusó de ser un alarmista. En su opinión algo así sería
impensable debido a los muchos intereses económicos que los rusos
tienen en Occidente.
Estoy
bastante de acuerdo con él, ya que no en vano somos unos buenos
clientes, de los que vamos pagando lo que nos piden por mantener
nuestro bienestar disfrutando de los recursos naturales que los rusos
nos venden. La prueba de su aprecio es que por ahora ni nos
amenazan mucho ni nos chantajean demasiado, al menos que sepamos o
haya trascendido más allá de alguna chuleo ocasional del Zar
Vladimir cuando alguna vez le han intentado dar lecciones de ética
por parte de quien también tiene bastante que callar.
Como
digo, mi amigo lleva bastante razón, en cuanto a las formas, pero en
el fondo debemos recordar el foedus del 411.
Por
este nombre se conoce el probable pacto entre el poder romano y los
invasores alanos, vándalos, y suevos por el cual se repartieron la
mayor parte de la riqueza de Hispania, es decir principalmente sus
tierras y el dominio sobre sus gentes, excluyendo la Provincia
Tarraconense, que permaneció por el momento bajo control de Máximo
el promotor romano del pacto, que fijó allí su residencia.
Aquellos
bárbaros, germanos e iranios, empujados por el hambre y la presión
de los hunos, vinieron del Este e irrumpieron en una fecha tan
entrañable como la Navidad del 406 por el puente de plata que les
brindaba un Rin helado. Después de vagar algunos años por la Galia
dedicados mayormente al pillaje, buscaban ahora donde asentarse y ver
crecer a la descendencia. Las fuentes de la época dicen que se
echaron Hispania a suertes, lo cual no debe significar tanto una
lotería como que se repartieran lotes (sortes) en relación a
su poderío militar y al prestigio de sus caudillos. Los nómadas
alanos, que se llevaron la parte del león, preferirían espacios
para pastorear sus rebaños, en cambio de los suevos se dice que
mudaron enseguida que pudieron la espada por el arado allá en la
alejada Gallaecia, aunque más bien creo que labrarían sus recién
adquiridas propiedades con la espada al cinto, a juzgar por su
historia inmediatamente posterior.
En
definitiva, las defensas fronterizas romanas estaban quebradas,
pienso que no tanto en cuanto a su capacidad militar como a su moral
y a su economía, pues los invasores aunque impetuosos y asalvajados
tampoco fueron tantos. Aunque sobre todo contaron con padrinos y
patrocinadores entre las desunidas filas de las élites de un Imperio
Romano en crisis.
No
olvidemos que Europa al fin y al cabo es tan solo, geográficamente
hablando, un apéndice de las estepas Euroasiáticas. E
históricamente y con la perspectiva suficiente, una continuación
del Imperio Romano.
Por
eso si ahora vienen los de Lukoil a intentar comprar nada menos que
Repsol-YPF es porque en el fondo estamos hablamos de lo mismo: de
fronteras expeditas, potencia militar dispar, quiebra moral y pactos.
Hemos
vivido por encima de nuestras posibilidades, comprando en Asia lo que
no producíamos dentro y acumulando deudas. Los bancos quieren
cobrar, pues no están nunca para perder dinero, el Gobierno quiere
que cobren, pues no gobierna para que los bancos pierdan dinero.
Los
bárbaros ahora son ricos, tienen nuestro dinero, y por si no lo
queremos reconocer y no estamos dispuestos a llegar a un pacto,
también son poderosos. Ah, y además antes como ahora, tienen buenos
amigos, con intereses comunes, en la Tarraconense…
4 comentarios:
Magnífica entrada y muy buen análisis!
Todos los países tienen sus "cosas", pero creo que la Rusia actual resulta cuanto menos "intrigante". Demasiada opacidad y obscuridad.
Veremos si algún día llegan al Mar del Norte, esperemos que no! Pero es cierto que es un país que parece moverse por otros motivos que Occidente.
Saludos!
Muy agradecido por el comentario, y más viniendo de quien viene y también por comentar.
Señor@s, para quien no lo conozca ya, resulta que este caballero, escribe el que considero el mejor blog de historia y más que se pueda encontrar. Yo no me canso de recomendarlo.
Saludos y gracias,
¡ Excelente post !, muy original en su planteamiento, me ha encantado como has relacionado los acontecimientos. Me parece un blog muy bueno, felicidades.
Pues también muchas gracias. Le he echado una mirada a tu blog y la verdad es que tiene muy buena pinta. Esperaré a encontrar un buen rato pero leerlo y mirarlo con calma. Un saludo,
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