2 de noviembre de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 25.

CAPITULO VII.
La máscara.

Pasaron varias semanas sin saberse nada más de Gamisans. Ni siquiera venía por la tienda. Entre tanto, Gonzalo había podido leer, también él, el libro del Profesor Olagüe, pues el anticuario lo había dejado bien visible en una estantería del despacho de la trastienda. Gonzalo no era historiador, pero pudo comprender claramente el contenido heterodoxo de la obra y lo que ella tenía de revolucionario, no sólo en cuanto a la teoría en sí, sino a los argumentos científicos y multidisciplinares en que se sustentaba su construcción. Aunque bien claro, el contenido era muy denso y costaba asimilar la multitud de datos que aportaba. Para ayudarse dispuso en una habitación de su piso un tablón de corcho y organizó en él los datos colgando pequeñas fichas, como si estuviera estructurando una investigación criminal. No en vano, Gonzalo se consideraba a sí mismo un cachorro de investigador privado, aunque sabía muy bien que la mayoría de los encargos que recibiría, una vez que acabados sus estudios consiguiera la licencia, serían bastante más mundanos.
De ese modo, cada tarjeta colgada correspondía a las pruebas o evidencias que el libro aportaba a favor de la teoría del autor. Pruebas a favor, pruebas en contra, refutaciones, preguntas y dudas que cuando le fuera posible pensaba plantearle a su amigo Andrés. Todo ello conformaba un intrincado esquema dividido en varias áreas donde las tarjetas de colores, escritas con rotulador, colgaban en grupos, una bajo la otra, siguiendo la estructura de la obra. Gonzalo estuvo meditando largamente sobre todo ello mientras miraba una vez más su tablón. Era su forma de darle vueltas al asunto y analizarlo.
Desde la izquierda, en la parte de arriba, la primera cartulina comenzaba por constatar la situación de crisis climática, de pulsación como decía el texto: ¡Una de las fases de desecación severa se confirmaba que acaeció precisamente entre los siglos VII y VIII d.C.! Según el libro, afectó con fuerza a toda la cuenca del Mediterráneo. Las tensiones sociales y las luchas religiosas se complicarían a causa de esta crisis y estallarían conflictos y guerras: en Oriente el Imperio Bizantino acabaría perdiendo gran parte de sus territorios y el Imperio Persa caería en manos islámicas. Sin embargo, en Occidente una revolución interna que condujo a una larga guerra civil terminaría por quebrar la alianza del Estado Visigodo con la Iglesia Católica, iniciándose la metamorfosis del cristianismo unitario arriano y del Reino Visigodo de Toledo en el Califato islámico que bien conocemos. Según esto, los árabes no habrían invadido España y la llegada del Islam a la Península se produciría a través de una lenta destilación, un cambio que transformó el arrianismo en Islam. ¡Ahí era nada!

Sin embargo, era esta evolución de las ideas religiosas, lo que el profesor Olagüe denominaba “idea fuerza”, aquello que más traía de cabeza a Gonzalo.
-Difícil de comprender lo del sincretismo arriano y cómo el arrianismo fue deviniendo islamismo –murmuró para sí mismo, pasando sus dedos por las últimas cartulinas del extremo derecho del tablón antes de salir de aquella habitación que empezaba a considerar su despacho.

Pensó que lo mejor sería esperar al viernes e invitar a su amigo Andrés a cenar al piso, y ponerle delante de su esquema para comentarlo más en profundidad. Además tenía alguna novedad importante que contarle sobre algo que le había pasado. Sin embargo, cuando le telefoneó notó a su colega un tanto desanimado, pero lo achacó a que quizás estaría preparando alguno de sus trabajos para publicarlo y así apoyar su beca, y que se encontraría por ello algo cansado.

(continuará...)

*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.

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