21 de diciembre de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 27.

(sigue...)

-Bueno, ¡anímate!, después de cenar he quedado con “la fumadora”, acordamos que nos veríamos en un local muy exclusivo e interesante, de vez en cuando hay que bajarse de la cama, je, je. Te la voy a presentar... a lo mejor tiene amigas…
-A lo mejor –contestó lacónico Andrés-, pero a mi sólo me apetece irme a casa a dormir con mi “depre”.
-¡De eso nada! Además, antes tengo que enseñarte un esquema que he puesto en la pared de mi despacho – y remachó-, me he leído el libro enterito ¿sabes?, pero tengo algunas dudas.
Empezaron a cenar, al principio no demasiado animados, maridando, si se puede decir así, el pollo de Gonzalo, acompañado con deliciosas patatas fritas de bolsa y con la sidra que había traído Andrés. Poco a poco éste se fue relajando, olvidando los problemas que le habían surgido como por ensalmo en estos últimos días. Para él no eran ninguna broma, costaba mucho abrirse un hueco como profesor en la Universidad y esta situación representaba un auténtico revés para alguien que deseaba dedicarse profesionalmente a la Historia. Un negro horizonte de incertidumbre y de onerosas oposiciones a cualquier cosa, alejado de su pasión, parecía estar esperándole a la vuelta de la esquina trazando un futuro poco esperanzador.
La conversación se fue abriendo paso y hacia el final de la cena a Andrés ya no le parecía tan mala idea el salir por ahí a divertirse. Su animado colega tenía la habilidad de remontarle en los momentos difíciles. Era una persona que respiraba optimismo a raudales, que vivía el momento presente sin preocuparse demasiado por el porvenir. Eso sí, prohibió a Gonzalo, al menos por aquella noche, preguntarle nada acerca del libro.
-¡No quiero saber nada ni de godos ni de árabes –le dijo-, así que dejemos tus dudas históricas para mejor momento!
-Le preguntaría a Gamisans –se conformó Gonzalo-, pero lleva bastantes días desaparecido. Me dejó una nota para que me hiciera cargo del negocio, ni siquiera viene a cerrar la tienda como hace siempre.
Este hecho no les pareció a priori muy significativo, pues Gonzalo no llevaba mucho tiempo trabajando para el anticuario y Andrés apenas le conocía. Suponían que sería normal, que tendría otras cosas de las que ocuparse, o que estaría por ahí adquiriendo piezas para la exposición.

(continuará...)


*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.

10 de diciembre de 2008

Disturbios en Grecia, de nuevo el fuego griego.

Ilustración del manuscrito del historiador bizantino Ioannes Skylitzes (s. XI), conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid.


Excusándome en la pretensión de querer estar informado a todas horas, hace ya unos cuantos años que me aficioné a escuchar en la radio alguna de esas emisoras que ofrecen noticias de manera continuada. Para mí en principio fueron una novedad interesante, ¡las noticias al minuto!, pensé, pero luego tuve que reconocer que si las tenías sintonizadas todo el día lejos de informar aburrían; si te quedas escuchando más de una hora se convierten en una práctica obsesiva y para nada informativa. Y para nada renuevan la información al minuto.
Repiten cada poco, en el mismo orden, con las mismas palabras e incluso con la misma entonación las noticias enlatadas y listas para servir por alguna de las pocas agencias de noticias que son las que realmente dominan y controlan activamente lo que se escucha, lo que se ve, y lo que se lee, allende y aquende la Mar Océana.
En el momento en que realmente reflexioné sobre por qué razón nos castigaban con la repetición machacona e insistente de los mismos mensajes y descarté la posible supina ineptitud de las personas que dirigen estas emisoras, caí en la cuenta de que son un vértice donde se dan la mano la información y la propaganda. Y me acordé de Goebbels y de su antagonista Erich Fromm, para quien el mayor peligro que afrontaba la sociedad contemporánea era el de nuestra robotización.
Últimamente estos noticiarios en carrusel han saltado a la televisión. Y es en varios de estos telenoticias donde he estado viendo unas pocas imágenes (siempre las mismas, claro, pues la fuente seguramente es única) de los disturbios que asolan desde hace unos días diversas ciudades de Grecia. Bueno, lo primero que se iluminó en mi mente al ver los incendios y los cócteles Molotov volando es “qué bonita papeleta tiene la policía allí, con el uso tan desmedido que los manifestantes hacen de las bombas incendiarias”. Y es que sólo se veía fuego, fuego griego.
Así fue como conecté mi memoria histórica y me acordé de dos cosas de los griegos del pasado.
Una, que ostentan el record mundial en cuanto a disturbios se refiere. Lo mantienen desde el año 532 d.C., de cuando la antigua Constantinopla, hoy Estambul y entonces capital del Imperio Bizantino era inequívocamente griega y en ella estalló la Rebelión
Nika que estuvo a punto de destronar a todo un Emperador como Justiniano. Me pareció tan interesante que ya lo hemos tratado en este blog.
La otra es el fuego griego. Lo de Bizancio era
un no parar y un siglo y medio después, hacia finales del siglo VII d.C. el Imperio Bizantino estaba nuevamente amenazado, una vez más desde el exterior. A primera vista el desafío provenía de los límites de sus fronteras, pero en realidad de sus propias contradicciones sociales y religiosas había surgido una nueva y potente fuerza: el Islam.
Sus guerreros llamaban ahora a las puertas del Bósforo después de haber desposeído a Bizancio de Siria, Palestina, Egipto y África.
Ahora la propia capital estaba a punto de caer presa de los ejércitos mahometanos, que tan sólo veinte años antes habían liquidado el Imperio Persa. Después de haber resistido penosamente entre otros, a godos, búlgaros, eslavos, y a los mismos persas, sólo un milagro podía salvar a los griegos del Imperio Romano en Oriente. Y ese milagro llegó de la mano de un misterioso personaje llamado
Callicinus, huído desde Heliopolis (en el actual Líbano) y que ofreció a los generales del Constantino IV un arma decisiva que les permitiría mantener a raya al Islam durante ocho siglos y que se convertiría en un secreto militar nunca desvelado.
Consistía en una mezcla inflamable imposible de apagar y que ardía incluso en el agua del mar. Los bizantinos lo montaron en las proas de sus mejores barcos, expeliéndola por unos tubos a modo de lanzallamas sobre las aterrorizadas tripulaciones de la escuadra enemiga que abrasada tuvo que levantar el asedio.
Los cruzados lo bautizarían con posteridad como “fuego griego” y con ese nombre ha llegado hasta nuestros días. A los griegos los protegió de sus enemigos y a mí, de momento, de la desinformación de la televisión.


Para saber más (y mejor):

*Bizancio!!!: http://www.imperiobizantino.com/

*Sobre el fuego griego podéis ver un muy buen post en ANFRIX que incluye un video muy interesante: http://www.anfrix.com/2007/05/el-arma-mas-misteriosa-y-enigmatica-de-la-historia/

*”Forofismo” político (pero no sólo) en Bizancio: http://historia-por.blogspot.com/2008/03/forofismo-poltico-pero-no-slo-en.html.

7 de diciembre de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 26.

Como no era buen cocinero en absoluto, decidió no complicarse la vida y simplemente metió un pollo en el horno, cortado a cuartos y abundantemente rociado con aceite de oliva y limón. Dispuso en la mesa su mejor vajilla, la de Ikea, y unas coloridas servilletas de papel. La bebida la dejó en manos del ilustre invitado y el postre quedó encomendado a la buena de Dios de lo que pudiera quedar de fruta o de helado en el congelador.

Ese viernes, cuando llegó Andrés, enseguida vio en él esa cara de preocupación con un deje de rebelión indignada que ya conocía de otras malas épocas. Nada más entrar por la puerta le soltó una bolsa de supermercado conteniendo dos magníficas botellas de sidra “el Gaitero”.
-Para ahogar las penas –le dijo, y mirándole desafiante añadió-, ¿qué pasa? A mí me gusta y no te preocupes que ya la traigo fría de mi casa.
-Bueno, bueno, ¿pero qué sucede?
-Creo que es ese dichoso libro, -Andrés suspiró entrando en el recibidor-, comenté algo sobre el mismo en una reunión del Departamento y por lo visto desperté las suspicacias del Catedrático. No entiendo por qué, al fin y al cabo los argumentos son impecables, desde mi punto de vista, claro, y merecen al menos ser debidamente considerados.
Gonzalo le miraba boquiabierto, aunque no realmente sorprendido, más bien divertido.
-Hombre, yo también me he leído ese libro. ¡Dice sin tapujos que los árabes no invadieron España y eso es una herejía muy gorda! –dijo, inflexionando el “muy” para remarcarlo-. Es como dudar de la Teoría Keynesiana en una reunión del Banco de España, ¡tú verás!
Andrés puso los ojos en blanco, no quería oír hablar de Historia y se le veía ciertamente cansado, sin ganas de nada. Pasaron al pequeño salón del piso, dónde ya estaba la mesa preparada, tan solo faltaba sacar el pollo de horno y descorchar la sidra. Andrés se dejó caer abatido en una de las sillas. En ese momento comenzó a percibir un olor extraño que, de manera muy tenue parecía impregnar las cortinas, destacando incluso por encima del sabroso olor que venía de la cocina.
-Huele como a tabaco, ¿no habrás empezado a fumar?
Gonzalo entró en ese momento en el comedor, sonriendo, enarbolando la bandeja con el pollo por encima de su cabeza y punteando en el suelo unos pasitos de baile.
-¡No me digas! –exclamó Andrés comprendiendo-. ¡Menos mal que alguien tiene algo de suerte! ¿Y quién es la fumadora?
-Pues una historiadora incauta llamada Marta, que entró en la tienda de antigüedades hace un par de días…
-¿Y ya te la has traído al piso? ¿Tan rápido?-La primera vez a la noche siguiente. Rápido y mortal, me llaman –fanfarroneó exultante Gonzalo-. A lo mejor es alumna tuya y todo.
-Por eso no debes preocuparte ya, creo que no voy a subir más al estrado en esa Facultad. Usandizaga, el Catedrático, ha traído a una doctora de León para dar mis clases. Yo estoy ahora encargado de catalogar morfológicamente trozos de cerámica del fondo del Departamento. Fueron acumulados durante años de campañas de excavaciones y dormían el sueño de los justos amontonados en polvorientas cajas. Me han apartado de la docencia –dijo con una cierta tristeza.
-¿Y fue por lo que comentaste del libro? ¿Y han puesto a esa tía a dar tus clases?
-¡Cómo lo oyes!

(continuará...)


*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.

23 de noviembre de 2008

Promesas del Este. El foedus del 411.


No sé yo si la Historia se repite, pero por lo menos se parece.
Hace ya algunos meses en el post “Georgia y el país de los alanos: los cosacos cabalgan de nuevo”, a cuenta de la invasión relámpago de Georgia por parte de los rusos comenté que: “…a veces pienso que los tanques rusos podrían llegar, si quisieran, sin ninguna oposición militar seria, a las orillas del Mar del Norte. Todo seguido, por las amplias llanuras, pisando la hierba, desde por ejemplo Polonia o Hungría, hasta Holanda. Diciendo esto pensaba yo en las invasiones de los bárbaros que surgiendo de las profundidades de las estepas, acabaron avecindándose por las bravas entre nos, los felices y opulentos ciudadanos del Imperio Romano.
Unos días después un buen amigo, el cual de hecho es el único lector de los aproximadamente 300 habituales –como los de Leonidas- al que puedo recabar directamente su opinión sobre lo que aquí escribo, me acusó de ser un alarmista. En su opinión algo así sería impensable debido a los muchos intereses económicos que los rusos tienen en Occidente.
Estoy bastante de acuerdo con él, ya que no en vano somos unos buenos clientes, de los que vamos pagando lo que nos piden por mantener nuestro bienestar disfrutando de los recursos naturales que los rusos nos venden. La prueba de su aprecio es que por ahora ni nos amenazan mucho ni nos chantajean demasiado, al menos que sepamos o haya trascendido más allá de alguna chuleo ocasional del Zar Vladimir cuando alguna vez le han intentado dar lecciones de ética por parte de quien también tiene bastante que callar.


Como digo, mi amigo lleva bastante razón, en cuanto a las formas, pero en el fondo debemos recordar el foedus del 411.
Por este nombre se conoce el probable pacto entre el poder romano y los invasores alanos, vándalos, y suevos por el cual se repartieron la mayor parte de la riqueza de Hispania, es decir principalmente sus tierras y el dominio sobre sus gentes, excluyendo la Provincia Tarraconense, que permaneció por el momento bajo control de Máximo el promotor romano del pacto, que fijó allí su residencia.
Aquellos bárbaros, germanos e iranios, empujados por el hambre y la presión de los hunos, vinieron del Este e irrumpieron en una fecha tan entrañable como la Navidad del 406 por el puente de plata que les brindaba un Rin helado. Después de vagar algunos años por la Galia dedicados mayormente al pillaje, buscaban ahora donde asentarse y ver crecer a la descendencia. Las fuentes de la época dicen que se echaron Hispania a suertes, lo cual no debe significar tanto una lotería como que se repartieran lotes (sortes) en relación a su poderío militar y al prestigio de sus caudillos. Los nómadas alanos, que se llevaron la parte del león, preferirían espacios para pastorear sus rebaños, en cambio de los suevos se dice que mudaron enseguida que pudieron la espada por el arado allá en la alejada Gallaecia, aunque más bien creo que labrarían sus recién adquiridas propiedades con la espada al cinto, a juzgar por su historia inmediatamente posterior.


En definitiva, las defensas fronterizas romanas estaban quebradas, pienso que no tanto en cuanto a su capacidad militar como a su moral y a su economía, pues los invasores aunque impetuosos y asalvajados tampoco fueron tantos. Aunque sobre todo contaron con padrinos y patrocinadores entre las desunidas filas de las élites de un Imperio Romano en crisis.


No olvidemos que Europa al fin y al cabo es tan solo, geográficamente hablando, un apéndice de las estepas Euroasiáticas. E históricamente y con la perspectiva suficiente, una continuación del Imperio Romano.
Por eso si ahora vienen los de Lukoil a intentar comprar nada menos que Repsol-YPF es porque en el fondo estamos hablamos de lo mismo: de fronteras expeditas, potencia militar dispar, quiebra moral y pactos.
Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, comprando en Asia lo que no producíamos dentro y acumulando deudas. Los bancos quieren cobrar, pues no están nunca para perder dinero, el Gobierno quiere que cobren, pues no gobierna para que los bancos pierdan dinero.
Los bárbaros ahora son ricos, tienen nuestro dinero, y por si no lo queremos reconocer y no estamos dispuestos a llegar a un pacto, también son poderosos. Ah, y además antes como ahora, tienen buenos amigos, con intereses comunes, en la Tarraconense

16 de noviembre de 2008

La verdadera destreza. La aportación española a la Historia de las artes marciales.


Si Okinawa es la clave para entender cómo, hasta que punto, cuando hablamos de Cultura, los conceptos de Oriente y Occidente pierden realmente sentido a través de algo considerado tan oriental como las Artes Marciales, el método, más bien la ciencia, de la Verdadera Destreza, es el vértice donde confluyen Historia, Cultura, Artes Marciales y la negación acomplejada hija del desconocimiento de nuestra valiosa herencia cultural.


A menudo buscamos referentes y místicos en el Lejano Oriente cuando tan solo con escarbar en nuestra cercana tradición descubrimos cosas tan sorprendentes como que la exótica tempura que modernamente hemos incorporado a nuestros yantares, no es ni más ni menos que un ibérico rebozado de toda la vida, llevado a Japón por los jesuitas portugueses y españoles allá por el s. XVI. Y que ahora nos vuelve.


Aunque, si bien como ya hemos visto, el pankration griego nos puede llevar directamente desde la Antigüedad Clásica al kárate de nuestros días, la Verdadera Destreza, resulta en si, en este aspecto, una pista falsa en el camino desde Occidente a Oriente de las Artes Marciales.

¿En qué consiste la Verdadera Destreza?

La Verdadera Destreza es un método de lucha, de lucha con espada, basado en las enseñanzas y la obra de Don Jerónimo Sánchez de Carranza, autor del libro De la Filosofia de las Armas y de su Destreza y la Aggression y Defensa Cristiana (1569).
Este sistema basado en la razón, la geometría y las matemáticas y que más allá de un manual de lucha es un compendio filosófico y moral, fue desarrollado por Don Luís Pacheco de Narváez, maestro de armas del rey Felipe IV de España, a través de sus once obras publicadas.
El método acabaría por convertirse en la principal escuela de esgrima española, imponiéndose a la denomina Destreza Común, vigente hasta el momento. Tuvo y tiene una gran influencia y difusión. Tanto es así que aún hoy en día se ofrecen seminarios y hay quienes debaten sobre su influencia en otras Artes Marciales orientales, como la Eskrima de Filipinas, aunque he aquí la pista falsa a la que nos referíamos.
España tuvo dominio de varios siglos sobre las Islas Filipinas, de donde es originario este Arte Marcial, cuyos practicantes manejan con contundente destreza un bastón corto. Si de algún modo recibieron influencia de la esgrima española, esta más bien tuvo que provenir de la esgrima común de la soldadesca y la marinería que se batió por aquellos lares, más que de la Verdadera Destreza, más extendida entre los espadachines civiles en sus lances y reyertas a punta de espada ropera.

¿Cómo se llega desde el olímpico Pankration a la Verdadera Destreza española?

Al respecto de todo esto y centrándonos en la propia Europa, si el pankration griego es el bisabuelo del kárate y si la Verdadera Destreza es en cierto modo similar al famoso Hagakure (el libro secreto del samurai japonés, escrito en el siglo XVIII); si la cultura y las artes están en el fondo tan interconectadas, ¿cómo se explica la evolución tan dispar entre las Artes Marciales asiáticas y las europeas, las cuales hemos tenido que importar ante la aparente carencia (más bien desconocimiento) que sufrimos?
La respuesta la hallamos en primer lugar en que en Europa, como en todos lados, la cultura se adapta a las necesidades. De este modo las Artes Marciales europeas siguieron una evolución paralela a la de las tecnologías aplicadas al arte de la guerra, quedando tempranamente relegadas las técnicas de lucha con la mano desnuda, así como en su momento, la esgrima sería arrinconada por las armas de fuego.


Es reveladora la historia de la práctica desaparición del pankration de la faz de Europa. En Grecia, el permanente estado de guerra entre las polis condujo a que el final sólo pudiera quedar una, y esa una no sería ninguna de las ciudades helenas, ni siquiera ninguno de los esquejes de cultura griega que desde Ampurias al Ponto prosperaban alrededor del Mediterráneo. Sería una Roma militarista e imperial aunque en cierto modo desde sus orígenes muy en deuda con la cultura griega que acabaría por liquidar.
Ya en época romana, el pankration se vería rebasado por la violencia y el sucio negocio de las sangrientas luchas de gladiadores para ser finalmente apuntillado por las beatas prohibiciones de los inmorales emperadores bizantinos cristianos, sobre todo lo que oliera a juegos paganos.
No cabe duda de que los deportes y entretenimientos son el reflejo del estado moral de una sociedad (pensemos sino en el fútbol contemporáneo…).


Para finalizar y relacionada con todo esta historia, una película, Los Inmortales (Highlander), 1986.
Vale, está llena de anacronismos, pero algo debían saber los guionistas de todo este rollo que os he explicado. Y además me gusta mucho.
Os pongo dos trocitos, el segundo sólo lo he encontrado en inglés (sorry). Aquí un maestro de armas español, encarnado por Sean Connery, adiestra al escocés Connor MacLeod en el manejo de la espada, porque al final, “sólo puede quedar uno”.
Además, fijaos que el arma que lleva Juan Ramírez Sanchez-Villalobos es, ¡una katana japonesa! Ni más ni menos: esto sí que es transmisión cultural.



Para saber más (y mejor):
*Asociación Española de Esgrima antigua: Las Escuelas de Esgrima Españolas La "Verdadera Destreza" y la "Esgrima Común": http://www.esgrimaantigua.com/EsgrimaComun.php
*La verdadera Destreza: http://en.wikipedia.org/wiki/Destreza
*Luis Pacheco de Narváez: http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Pacheco_de_Narv%C3%A1ez
*Jerónimo Sánchez de Carranza: http://es.wikipedia.org/wiki/Jer%C3%B3nimo_S%C3%A1nchez_de_Carranza
*The Influence of Spanish Renaissance Swordsmanship on Filipino Martial Arts? by John Clements: http://www.thehaca.com/essays/influence.htm
*Martinez Academy of Arms SPANISH MARTIAL ARTS WEEKEND, http://www.martinez-destreza.com/spanish2005/

2 de noviembre de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 25.

CAPITULO VII.
La máscara.

Pasaron varias semanas sin saberse nada más de Gamisans. Ni siquiera venía por la tienda. Entre tanto, Gonzalo había podido leer, también él, el libro del Profesor Olagüe, pues el anticuario lo había dejado bien visible en una estantería del despacho de la trastienda. Gonzalo no era historiador, pero pudo comprender claramente el contenido heterodoxo de la obra y lo que ella tenía de revolucionario, no sólo en cuanto a la teoría en sí, sino a los argumentos científicos y multidisciplinares en que se sustentaba su construcción. Aunque bien claro, el contenido era muy denso y costaba asimilar la multitud de datos que aportaba. Para ayudarse dispuso en una habitación de su piso un tablón de corcho y organizó en él los datos colgando pequeñas fichas, como si estuviera estructurando una investigación criminal. No en vano, Gonzalo se consideraba a sí mismo un cachorro de investigador privado, aunque sabía muy bien que la mayoría de los encargos que recibiría, una vez que acabados sus estudios consiguiera la licencia, serían bastante más mundanos.
De ese modo, cada tarjeta colgada correspondía a las pruebas o evidencias que el libro aportaba a favor de la teoría del autor. Pruebas a favor, pruebas en contra, refutaciones, preguntas y dudas que cuando le fuera posible pensaba plantearle a su amigo Andrés. Todo ello conformaba un intrincado esquema dividido en varias áreas donde las tarjetas de colores, escritas con rotulador, colgaban en grupos, una bajo la otra, siguiendo la estructura de la obra. Gonzalo estuvo meditando largamente sobre todo ello mientras miraba una vez más su tablón. Era su forma de darle vueltas al asunto y analizarlo.
Desde la izquierda, en la parte de arriba, la primera cartulina comenzaba por constatar la situación de crisis climática, de pulsación como decía el texto: ¡Una de las fases de desecación severa se confirmaba que acaeció precisamente entre los siglos VII y VIII d.C.! Según el libro, afectó con fuerza a toda la cuenca del Mediterráneo. Las tensiones sociales y las luchas religiosas se complicarían a causa de esta crisis y estallarían conflictos y guerras: en Oriente el Imperio Bizantino acabaría perdiendo gran parte de sus territorios y el Imperio Persa caería en manos islámicas. Sin embargo, en Occidente una revolución interna que condujo a una larga guerra civil terminaría por quebrar la alianza del Estado Visigodo con la Iglesia Católica, iniciándose la metamorfosis del cristianismo unitario arriano y del Reino Visigodo de Toledo en el Califato islámico que bien conocemos. Según esto, los árabes no habrían invadido España y la llegada del Islam a la Península se produciría a través de una lenta destilación, un cambio que transformó el arrianismo en Islam. ¡Ahí era nada!

Sin embargo, era esta evolución de las ideas religiosas, lo que el profesor Olagüe denominaba “idea fuerza”, aquello que más traía de cabeza a Gonzalo.
-Difícil de comprender lo del sincretismo arriano y cómo el arrianismo fue deviniendo islamismo –murmuró para sí mismo, pasando sus dedos por las últimas cartulinas del extremo derecho del tablón antes de salir de aquella habitación que empezaba a considerar su despacho.

Pensó que lo mejor sería esperar al viernes e invitar a su amigo Andrés a cenar al piso, y ponerle delante de su esquema para comentarlo más en profundidad. Además tenía alguna novedad importante que contarle sobre algo que le había pasado. Sin embargo, cuando le telefoneó notó a su colega un tanto desanimado, pero lo achacó a que quizás estaría preparando alguno de sus trabajos para publicarlo y así apoyar su beca, y que se encontraría por ello algo cansado.

(continuará...)

*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.

24 de octubre de 2008

¡Y ahora también Ramón Trecet!


Algo raro está pasando con la radio últimamente en España.
Tan raro, que voy a socializar mi ira añadiendo un nuevo post a mi apartado de Fraude y colusión. Y es que vamos a hablar de Historia, pero de Historia del desprósito, en la radio.


Hace unos semanas no encontré la manera de sintonizar mi insomnio de fin de semana con el programa "La rosa de los vientos", hasta que descubrí estupefacto que la emisora, lejos de, quizás, adelantar la emisión para, no sé, aumentar la audiencia y que no nos quedemos dormidos a horas tan intempestivas, ha relegado de algún modo el programa a ¡la onda media, al AM!. Gracias a esto, lo oigo tan mal que no he tenido más remedio que resignarme a unirme a los muchísimos miles de oyentes que ávidamente descargan los programas del podcast en internet. Bueno, entiendo que lo que no ha conseguido la parca con la desaparición de Juan Antonio Cebrián -cargarse el programa- pretenden lograrlo los directivos de la emisora. Pensaba que estaban para hacer crecer la audiencia...



Tampoco están para contentar al oyente los directores de Radio Nacional de España. Hoy mismo he tenido que tomarme un día libre y pretendí aprovechar para darme el gustazo de escuchar, después de comer, el programa "Dialogos 3" que conduce Ramón Trecet desde hace ni se sabe cuántos años.
Lo descubrí allá por 1995 y curiosamente muchas de las personas sensibles y con inquietudes que me he ido encontrando a lo largo de la vida, también conocen el programa.
Es el programa de una minoría mayoritaria. Tan solo el locutor, un tipo muy peculiar por cierto, y la música que éste elige porque quiere, nada más.
Pues bien, puse Radio 3 y no daban el programa de siempre. Me acerqué al ordenador y se desencadenó la causalidad. Fui a la web del diario El Mundo y allí veo la noticia: una entrevista con el propio Ramón Trecet en la que afirma que la directora de la emisora (antigua discípula suya, para más inri; de esas que no aprenden ni a tiros, no por falta de talento, porque para trepar se ve que lo tiene de sobras) pretende cancelar el programa y le está presionando para que abandone y calle.



Si finalmente se salen con la suya y Ramón Trecet lo tiene que dejar, será para mi, radiofónicamente hablando, el día más triste desde la muerte de Andreas Faber-Kaiser.
Se echa de menos aquella frase con la que Ramón Trecet terminaba hace tiempo su magnífico programa: "Buscad la belleza. Es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo". Llevaba ya tiempo que no nos lo decía pero no lo debemos olvidar.
Me pregunto por qué muchos programas que tienen éxito sin anular el espíritu crítico de los oyentes, acaban, misteriosamente, desapareciendo, desde dentro.



Para saber más y mejor:
*LA NOTICIA, Diario El Mundo: http://www.elmundo.es/elmundo/2008/10/24/comunicacion/1224851850.html?a=40271cdb8f687dc105db65de79326069&t=1224890131



*Ramón Trecet, como los diamantes, es una persona de múltiples facetas. Inolvidables aquellas retransmisiones de partidos de RUGBY, ¡Qué tiempos aquellos cuando el auténtico Torneo de las 5 Naciones! Este artículo me ha hecho recordar: http://es.eurosport.yahoo.com/14092007/47/copa-mundo-2007-rugby-ahi.html

19 de octubre de 2008

El Neolítico precerámico: Neolítico, pero sin cerámica.


Las primeras transformaciones que desde el mesolítico llevaron hacia economías Neolíticas, plenamente productoras de alimentos, se detectan por primera vez hacia 8.500 a.C..
Sus rastros arqueológicos los encontramos en unos pocos yacimientos de Oriente Medio, distantes entre sí, lo cual no implica necesariamente incomunicados, ya que el comercio a larga distancia está plenamente documentado para este periodo.
A este horizonte cultural, se le conoce como Neolítico Precerámico.



Los hombres y las mujeres que habitaron estos poblados pioneros, diseminados en tres zonas: Levante, Mesopotamia y Anatolia, del denominado Creciente Fértil, término acuñado por el arqueólogo J.H. Breasted, para definir el área geográfica que desde Egipto hasta Mesopotamia, es considerada la cuna de la Revolución Neolítica, tomaron soluciones distintas a la hora de encarar el problema diario de la supervivencia en sus entornos respectivos.
Todos estos enclaves presentan características comunes, como son el estar ubicados en zonas aluviales con abundante agua disponible (lo cual ofrece tierras fértiles y bien regadas) y surgir sobre substratos culturales anteriores en los que se documentan experiencias de agricultura predoméstica, sobre todo con cereales.



Sin embargo, su característica común más llamativa, para nosotros que 10.000 años después tratamos de definirlos y conocerlos, es que todos estos tempranos poblados sedentarios, practicaban la agricultura, aunque previamente a disponer de útiles de cerámica. Y esto no es ninguna tontería ya que las humildes vasijas de cerámica, cumplen diversas funciones, en cuanto al consumo, el traslado y sobre todo el almacenamiento de los excedentes alimenticios que la agricultura produce.
Por ello, comúnmente se considera la existencia de cerámica como uno de los rasgos característicos de las sociedades neolíticas: “sin cerámica no hay neolítico”, aunque a decir verdad lo que único que definiría esencialmente a una sociedad como neolítica es su capacidad para producir alimentos.



El Neolítico es una opción, una opción económica: aldeas como Jericó, Mureybet o Beidha en Levante, Zawi Chemi en Iraq, o Çayönu en Anatolia, fueron contemporáneas de otros poblados de su entorno que mantuvieron durante más largo tiempo la economía paleolítica.
¿Por qué?, probablemente se debió a que la agricultura y la ganadería incipientes, en las fases iniciales, no representaban una ventaja económica respecto a la caza y recolección.
Seguramente comenzaron como un complemento de seguridad al que recurrir en caso de que las actividades cinegéticas habituales sufrieran altibajos y poco a poco las comunidades humanas pasarían a depender de aquellas como medio de subsistencia principal.
De este modo pudo consolidarse el nuevo modelo económico y cultural, quizás en paralelo con cambios climáticos que pudieron afectar a las especies que cazaban, y a las plantas cuyos frutos eran recolectados por aquellos paisajes.



Pero hablábamos de cerámica, de la ausencia de cerámica, ¿cómo se supone que se las arreglaban? En primer lugar se supone que seguirían utilizando los envases de mimbres y pieles, seguramente heredados de sus antepasados de las culturas mesolíticas, natufienses y kebarienses, de los cuales no habrían quedado prácticamente restos para los arqueólogos, pero sobre todo, estas primeras culturas neolíticas desarrollaron para sus nuevos propósitos, envases de piedra pulimentada, y esto sí que es uno de los factores definitorios de la nueva cultura: no en vano la palabra Neolítico no significa otra cosas que nueva piedra”.
Hacia el 6.000 a.C. aparecen ya los primeros objetos de cerámica, que acapararían las aplicaciones propias de los envases, útiles de cocina, silos de almacenamiento... La contundente piedra pulimentada seguiría empleándose para las hachas, los aperos de labranza, las armas con las cuales dirimir los conflictos por los pastos y los campos, en espera del desarrollo de la metalurgia.
En ese momento en Oriente Medio, la Revolución Neolítica se haya plenamente consolidada y lista para emprender un largo viaje de exploración y colonización, que llevaría a la humanidad a transformar irreversiblemente el planeta.



Para saber más (y mejor):
*Los orígenes de la civilización (Ed. Crítica) Ch. L. Redman

5 de octubre de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 24.

(...sigue...)


De momento debía acogerse a sagrado. Era la única posibilidad que tenía de salvar el pellejo por ahora. Nadie osaría asesinar al Obispo en su Sede, bajo el techo de una iglesia. En cualquier iglesia por pequeña que ésta fuera, sería intocable. Salvado este primer escollo, desde allí podría enviar un mensajero para proponer un pacto. Mientras, Táric tendría tiempo de prepararse y cruzar el Estrecho. Con el resto de los magnates del Reino no sería posible contar. Por ahora. Eran hombres prudentes, viejos zorros taimados, que no gustaban de jugar a los dados, pensaba Oppas, mientras se iba relajando.
Se arrebujó con su capote, venciéndose sobre la alfombra de lino crudo, bastante deshilachada en los bordes y entrecerró los ojos, dejando tan solo colarse por la cortina de sus párpados la luz ahora hiriente del invicto sol naciente, que penetraba por los ventanucos orientados directamente al Este. El piso de tablas crujió ligeramente cuando giró sobre su espalda para apoyarse sobre su hombro izquierdo y quedar cara a la pared, en posición fetal, acurrucado. Ispali se desperezaba, con su Obispo forzosamente alojado en la judería, en casa del Rabino.
En esencia, pensaba Oppas cayendo en el sopor del sueño demorado, recogiéndose dentro de sí, olvidado de su cuerpo cansado, tanto para ellos como para los arrianos, sólo Dios era Dios. Tan solo un Dios, ni Hijo, ni Espíritu Santo de una monstruosa trinidad politeísta.
Y se durmió dándole vueltas a esta idea, a la Unidad, principio y fin, recitada como un salmo, mientras pensaba que al final todo eran ramas del mismo árbol.


(continuará...)

*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.

21 de septiembre de 2008

El “Gran Hermano” precolombino: Orwell y la gran mentira Inca.


La vida a veces te da sorpresas. Por aquellas causalidades, he tenido la oportunidad de empalmar, una detrás de otra, dos lecturas que aparentemente no tenían nada que ver.


Primero 1984.
George Orwell la escribió en los últimos días de su vida. Es su novela póstuma. Un valioso legado de quien, por su trayectoria personal y sus militancias, conocía muy bien hasta donde podían llegar los totalitarismos, -fueran del color que fueran-, en sus ansias de control, aplastando la libertad y la voluntad de los individuos en aras del poder.
El protagonista de la novela, Winston Smith, trabaja en el Ministerio de la Verdad de un siniestro megapaís, dominado por un Partido único cuyo rostro omnipresente es el “Gran Hermano”, representación del líder infalible, que todo lo ve, que todo lo controla.
El trabajo del desdichado Winston, no es otro que el de manipular la Historia, cambiar todo documento del pasado que no se adecue a la verdad, modificando toda referencia, todo rastro, de que las cosas no sucedieron de acuerdo con la doctrina y los intereses del Partido en cada momento; una tarea sin fin, una damnatio memoriae perpetua.


La obra se encuadra a menudo dentro del género de la ciencia ficción, pero si sus páginas tienen poco de ciencia, desgraciadamente, aún menos de ficción. Tan solo tenemos que mirar a nuestro alrededor y no haría falta traer a colación casos tan evidentes como Corea del Norte o China -¡qué fácil y que bonito señalar a los demás allí lejos!-, cuando tenemos las posaderas sentadas en un país donde prácticamente todos los medios de comunicación y muchos estómagos agradecidos que allí trabajan, tienen su partido político y su equipo de fútbol. O más bien será al revés.


A continuación cayó en mis manos Oro y dioses del Perú de Hans Baumann, un relato de Historia y Arqueología, básico para entender de una manera clara y sencilla las civilizaciones precolombinas del horizonte cultural peruano…y de rebote, cómo funcionaban y funcionan los gobiernos totalitarios, de ayer, hoy y de siempre.


Cuando lo conquistadores españoles penetraron en el país del Inca persiguiendo ávidamente su sueño de oro, se encontraron un Imperio férreamente organizado, con populosas ciudades y buenas vías de comunicación. Aprovechándose de estas, como un virus que penetra en el torrente sanguíneo hasta llegar al corazón, golpearon en el punto más débil, apresando y liquidando a Atahualpa, el último sucesor del primer Inca, dejando el país paralizado. No en vano con él se cumplía el arcano número 13 de los Hijos del Sol.


Se les puede reprochar muchísimos pecados y crímenes imperdonables, tanto culturales como de lesa humanidad, a los violentos barbudos “que podían hacer salir rayos de sus manos”, (aunque no vayamos a pensar que hoy en día Pizarro y sus cómplices tendrían causa abierta en ningún Tribunal Internacional, pues quedaron del lado de los vencedores), sin embargo, con el final de una civilización, llegó también el final de la gran mentira que los Incas habían impuesto a toda una constelación de pueblos a los que dominaron, en poco más de doscientos años de expansionismo militar y de manipulación histórica.
Desde la selva virgen hasta la costa, en los desiertos costeros y en el altiplano, los quechuas afianzaron su dominio de manera implacable mediante la supresión de la identidad política y cultural de los vencidos. Impusieron su lengua el Runa-Simi, que significa “el lenguaje de los hombres” y una visión única del mundo y del pasado, sobre todo a través de la manipulación de la Historia.
Como todas las tiranías del pasado y del presente, sabían muy bien que el miedo no sería suficiente para perdurar y les fue imprescidible controlar las mentes de sus súbditos. Y así, los consejeros reales, llamados amautas, como los legendarios y sabios reyes de una civilización ya perdida, pretendiendo reescribir la Historia predicaron a los cuatro vientos:
En el principio de las cosas era el Sol. Su hijo, el Inca, creó el primer reino. Antes de nosotros no hubo nada digno de mención; sólo por nosotros se convirtieron en hombres los habitantes del Perú, construyeron casas, plantaron maíz y vivieron en paz.

Sin embargo quienes esto decían, debían conocer que cuando los caudillos Incas se alzaron en el altiplano, Tiahuanaco a orillas del lago Titikaka, era ya una ciudad de imponentes ruinas, por tanto muy anterior, y que culturas como la Chimu, Nazca, Chapín, Paracas,…, en cuyos solares se impusieron, presentan horizontes culturales que hunden sus raíces más allá de 3.000 años.
Toda una paradoja allí donde se hallan ciudades de la Edad de Piedra como Caral, que son consideradas como la “ciudad madre” de la civilización.


En definitiva el régimen que implantaron los Incas, presentaba todos los rasgos represivos y de propaganda propios de un estado totalitario, incluidas las deportaciones de pueblos enteros de una punta a otra del Imperio. Sin embargo, la infalibilidad de su monarca, al que consideraban un dios, fue al final su verdadero talón de Aquiles.


Lamentablemente, por esta vez, no fueron los europeos quienes llevaron todo lo malo.


Para redondear la causalidad, en el libro de Baumann se lee que una de las estatuas ciclópeas, desenterradas por los arqueólogos en las primeras excavaciones de Tiahuanaco -centro de una de las culturas antiquísimas que más influyeron en los Incas- es conocida como “el Gran Hermano”. ¡Precisamente!

El mayor castigo estipulado para los traidores: encierro con alimañas.
(Del libro del cronista Poma de Ayala, s.XVI)


Para saber más (y mejor):
*Hans Baumann: “Oro y dioses del Perú”.
*George Orwell: “1984”
* Culturas ancestrales del Perú:
http://www.naya.org.ar/peru/culturas.htm

14 de septiembre de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 22.

(...sigue...)

-Sé lo que estáis pensando los dos –dijo Oppas por fin, rompiendo con su voz cascada el espeso silencio que dominaba la cocina-, sólo os pido en nombre de la amistad que nos une, tres cosas: una estancia segura para pasar no más de una noche a recaudo, una jarra de vino para calentar mi estómago e iluminar mi cabeza antes de entregarme al sueño que tanto necesito y por último…
-¿Por último? –Preguntó Eulalia intrigada y a la vez suspicaz, sorprendida por el aplomo del Obispo ante un panorama tan aciago.
Oppas extrajo una moneda y cogiéndola por el borde, mostrándola a los ojos de la sorprendida pareja, se la entregó a Eulalia.
-Házsela llegar a mi cuñado Táric de Tingis. Él comprenderá el mensaje y nos ayudará.
Había algo que muy poca gente sabía, y era el acuerdo secreto al que había llegado Oppas con el Dux Táric de Tingis, que en su momento podría acudir a la Península, con unos refuerzos preciosos. Las tropas que aportaría para apoyar la rebelión, aunque pequeñas en número, contaban con una enorme ventaja respecto a las mesnadas de siervos que podían ofrecer los partidarios de Róderic: que en su mayoría estaban formadas por hombres libres que lucharían espoleados, no por el temor a la caricia del látigo sobre sus espaldas, sino por algo mucho más estimulante para cualquier hombre que la brutal punzada del dolor. Y esto es el ansia de botín, que satisface y sacia la ambición.
Oppas confiaba en que sus socios judíos encontrarían la manera de entregarle la moneda a Táric con celeridad. Contaban con muchos partidarios, no sólo entre arrianos y judíos, sino también entre los de otras confesiones; gnósticos, priscilianistas, paganos, eran igualmente reprimidos. Asimismo conminó al Rabino a preparar una fuerte suma de dinero en metálico, si querían a pesar de todo salvar sus haciendas, sus vida incluso. El país estaba asolado por el clima extremo y extemporáneo, las malas cosechas extendían el hambre y la peste había irrumpido en muchas ciudades que iban quedando desiertas cuando las gentes huían buscando refugio. El descontento señoreaba el reino y las facciones políticas llevaban tiempo enfrentándose sangrientamente entre sí, reclutando a los muchos descontentos y aprovechando el vacío de poder desde la muerte del Rey Witiza para ajustar viejas cuentas pendientes. La situación era de auténtica rebelión y guerra civil.
El Rabino permanecía callado. Era un hombre de pocas palabras y su rostro, oculto por demás por una espesa barba ya canosa, no dejaba traslucir qué pasaba por su mente en esos momentos. Sin duda calculaba. Siempre le había sorprendido lo rápido que Oppas decidía y actuaba, era como una ballesta cuya cuerda tensa disparaba el dardo, sin embargo él estaba acostumbrado a pensar bien las cosas antes de implicarse. No gustaba de comprometerse sin estar bien seguro, ni podía soportar a aquellos que hablaban a la ligera. Finalmente rompió su silencio:
-Enviaré hasta Gades la moneda –dijo por fin Shimón-, desde allí pasará el mar hasta Tingis.
-Envía también bolsas con abundante oro –le ordenó Oppas-, para los navegantes de las Columnas de Hércules. Necesitaremos de sus servicios y sólo cobran en oro cuando ponen en juego su vida. Y añadió:
-Y por Dios, servidme de una vez el vino, necesito ahogar mi miedo.

(continuará...)

*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.

7 de septiembre de 2008

Las lejanas raíces griegas del kárate.


Sobre las vidas y haciendas de los habitantes de las polis griegas, archipiélago de civilización y cultura en un mar de barbarie, pendía constantemente la pesada espada de Damocles de los bárbaros. Si la ciudad caía en manos de los enemigos, todo su bienestar, la libertad, la vida incluso, podían serles cruelmente arrebatadas, sus templos profanados y sus hijos, sus hijas, y ellos mismos podían verse reducidos a la ignominiosa esclavitud. Así las cosas, más allá del caso extremo de Esparta, cuyos ciudadanos de pleno derecho, nacían y se criaban para la milicia, todos los hombres libres de todas las polis se preparaban y entrenaban constantemente para la lucha, tanto con armas como sin ellas, y tenían sus espadas, sus lanzas y sus escudos bien a mano, así como sus músculos bien engrasados en los gimnasios y en la palestra.
Durante siglos, como dignos herederos de los oscuros reinos micénicos de la edad heroica, que conocemos bien gracias a los poemas de Homero y a las modernas excavaciones de sus palacios fortificados, los griegos adquirieron una gran destreza para el combate y así, gracias a su bien ganada fama como guerreros, contingentes griegos figuraron como mercenarios al servicio de todos los Imperios de Oriente Medio, desde Egipto, hasta Persia.
La sociedad helénica era profundamente religiosa, todos los actos, hasta los más cotidianos estaban impregnados de una religiosidad pagana que se refleja en todos las manifestaciones artísticas, desde la escultura y la decoración de las vasijas, hasta las artes…marciales.
Por ejemplo, los Juegos Olímpicos no eran ni un simple entretenimiento de masas, ni una mera competición deportiva: se trataba de una festividad religiosa, respetada en todo el mundo helénico. De entre todas las pruebas a las que se sometían los atletas, destacaba por encima de todas las demás, la prueba de lucha, por supuesto, sin armas. Las armas eran para la guerra y durante su celebración se establecía un periodo de tregua que abría un paréntesis de paz. Esta modalidad de lucha, un verdadero arte marcial, como los que se han ido conservando hasta hoy en día en Asia, se conoce como Pankration y los combates, en los que bien poco estaba realmente prohibido, podían acabar con la muerte del contrincante.


Cuando ya a finales del siglo IV a.C., Alejandro Magno condujo a su ejército de griegos y macedonios helenizados, a las puertas de la India, siguiendo en sentido inverso la que después sería conocida como la ruta de la seda, llevó la cultura griega al lejano Oriente. La India es el punto de conexión entre las culturas de Oriente y Occidente, la India y una vez más, la religión. Aquí el relevo lo tomaría el budismo, que enseguida cobraría enorme importancia en la India, con la conversión del emperador Asoka, cuyo abuelo el rey Chandragupta luchó contra Alejandro y trabó también batalla con el sucesor de este en la zona, Seleuco I de Siria al que venció de manera aplastante. A pesar de todo, no pudo impedir que se formara un reino griego en lo que hoy es el norte de Afganistán, el reino Grecobractriano, que perduró hasta las invasiones islámicas del siglo VII d.C. y el cuál en su periodo de apogeo conquistó brevemente amplias zonas de Pakistán y del noroeste de la India. Este reino, tan impresionante como poco conocido, fue un verdadero crisol cultural, donde se fundieron el arte griego y la religión budista.


A partir de aquí, lo que se sabe con certeza es que el budismo se extendió desde la India hacia el Este, primero hacia China, llevado por monjes misioneros, cuyo primer gran protector fue precisamente Asoka. De entre estos monjes, destaca la figura semilegendaria de quien se considera, el fundador de las artes marciales chinas y por extensión okinawesas y japonesas: Bodidharma, que el siglo VI d.C. fundó también la secta Zen del Budismo. Y de allí a Okinawa y Japón.
Curiosa vuelta la mundo, la de las artes…marciales, hasta llegar al kárate.



Proximamente:
*La verdadera destreza. La aportación española a la Historia de las artes marciales.
Para saber más (y mejor):
*H. Taine: “Filosofía del Arte”
*El Egipto saítico, los griegos:
http://www.webhistoria.com.ar/articulos/160.html*Chandragupta Maurya: http://es.wikipedia.org/wiki/Chandragupta_Maurya
*Reino Grecobactriano: http://es.wikipedia.org/wiki/Reino_Grecobactriano
*Origins of karate: http://www.karate-institute.com/history_origins.htm

31 de agosto de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 23.


(...sigue...)

Por fin Oppas pudo recogerse en una buhardilla de la casa, cuyos ventanucos daban sobre la bóveda de la propia Sinagoga. Depositó su jarra de vino y una copa, ambos de barro tosco, sobre una mesita baja, y se sentó sobre la estera de lino del suelo apoyando su espalda en la pared fresca de piedra, encalada de blanco. En el silencio de la madrugada que despuntaba se escuchaba el borboteo de la fuente que brotaba enfrente de la entrada principal de la basílica judaica. Los primeros rayos del sol del nuevo día se colaban por las pequeñas aberturas rasgando las sombras de la cámara. El Obispo por fin a solas se relajó y paseó su mirada por la pared que tenía enfrente, esta sí, adornada con frescos de vivos colores, rojizos, verdes y azulados ahora tenuemente iluminados por la luz del nuevo día. Ninguna figuración humana, un árbol de la vida de tronco de duras escamas como las de los peces y hojas de palmera y un candelabro de siete brazos. Estrellas doradas, radiantes en un cielo azul oscuro y símbolos e inscripciones en hebreo ininteligibles para él. Sin embargo lo más llamativo era un recuadro grande que bajo las estrellas pintadas enmarcaba dos pájaros, que situados en oposición uno sobre el otro, se mordían sus respectivas colas formando una especie de oroborus emplumado. Tenía la particularidad que si bien el de arriba parecía volar, el de abajo no extendía sus alas, colgando pesado del que intentaba levantar el vuelo. El fondo del cuadro era de color rojo. Rojo como el azufre rojo que roído por el fuego representa las pasiones, las ambiciones y los deseos.
Escanció vino y se tomó el primer vaso de golpe. Estaba sediento, pero no era su intención calmar la sed, sino aquietar su mente para pensar más claro. Se sirvió un segundo vaso y este sí, lo saboreó más despacio, mirando la pintura para distraerse, sin tratar de comprenderla ni juzgarla, tan solo apreciando los colores, el esquema, las figuras. Sin más. Era un vino joven, ligeramente aguado, sin matices. Agradeció que no fuera demasiado ácido y que estuviera fresco en la vasija de barro. Empezó a pensar en su situación, sopesando si no sería mejor idea tratar de huir de Ispali cuanto antes, cosa ésta que ya había descartado, pues en su plan ya tenía decidido quedarse para ganar tiempo. Sin embargo se jugaba ciertamente la vida, poniéndose en manos de sus enemigos. Era como si el pájaro de abajo no dejara volar al de arriba, pensó mirando la escena pintada.
De joven en la milicia, gustaba de jugar a los dados y había llegado a apostar grandes bolsas en las partidas nocturnas que solían organizarse en los campamentos, ahora iba a apostar su cuello en una jugada arriesgada que pocos se atreverían a realizar.

(continuará...)

*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.

24 de agosto de 2008

Georgia y el país de los alanos: los cosacos cabalgan de nuevo.


El dinero, que es el nervio de la guerra, y que el Estado Ruso recibe a espuertas gracias a nuestra amable contribución vía consumo desaforado de petróleo, gas y otras materias primas, engrasa la temible máquina de guerra rusa. Dicho esto, no voy a ser yo quien vaya a ir a preguntar tal y como andan las cosas por allí, por qué ahora, precisamente ahora, ha estallado una guerra, para nada inesperada, en la zona de influencia del, reconozcámoslo, renacido Imperio Ruso. Negros asuntos petroleros y de bajas pasiones nacionalistas heridas, están de algún modo detrás de un conflicto, que han pagado con sangre y dolor miles de personas, más o menos inocentes. Otra cosa es, que además, nadie en su sano juicio hubiera tenido que ir a tocarle los bigotes al oso, a las puertas de su propia casa. Y no pensemos que esto pasa allí muy lejos. Todo es empezar. La geopolítica lleva sus propios ritmos, lentos pero inexorables muy pegados a la realidad y al interés; a veces pienso que los tanques rusos podrían llegar, si quisieran, sin ninguna oposición militar seria, a las orillas del Mar del Norte. Todo seguido, por las amplias llanuras, pisando la hierba, desde por ejemplo Polonia o Hungría, hasta Holanda. Da miedo sólo de pensarlo, así que mejor me voy a refugiar en el pasado.


De todo este asunto, me han llamado poderosamente la atención dos hechos, relacionados con la Historia. Uno, que el conflicto es por la posesión y el dominio de la tierra de los alanos. Sí, de aquellos alanos de los que ya hemos hablado alguna vez en este blog y que encabezaron las invasiones bárbaras de Hispania en el siglo V, y que además estarían en cierto modo detrás de las leyendas artúricas de nuestra cultura occidental. Los que se quedaron en oriente para vivir allí las visicitudes de la Historia, hoy en día se denominan osetios y viven en el Caucaso, donde fueron arrinconados por los mongoles de Tamerlán en el 1.395.


Y dos, que tras los tanques rusos que aplastan todo a su paso, actúan unos grupos paramilitares, encargados de hacer el trabajo sucio que esta vez, por lo visto, avergüenza perpetrar a los soldados regulares, expulsando a la población civil de sus casas, quemando, robando y matando. De entre las filas de estas fuerzas irregulares, destacan, como venidos de las brumas de la Literatura y la Historia, ¡los cosacos!
La palabra cosaco significa “hombre libre", "aventurero”. Originariamente, se denominaba así a los integrantes de bandas de guerreros, de procedencia étnica variada, eslavos principalmente, formadas por prófugos y siervos huidos y que defendieron su libertad e independencia al margen de los señores feudales y los poderes establecidos, con la fuerza de sus armas a lomos de sus caballos. Establecidos en fronteras inestables, expuestos a los ataques de los tártaros, los rusos, los polacos, o las incursiones turcas, hacia el siglo XV se consolidaron como una importante fuerza militar, que los desafiaba a todos, temible a lomos de sus caballos y que se alquilaban como mercenarios. Lucharon con frecuencia al servicio de los zares, siendo la punta de lanza de su expansión imperial, conformando unidades de sus ejércitos regulares. Fueron relegados al olvido en la Rusia soviética, ya que muchos, durante la Revolución bolchevique, nutrieron las filas de los contrarevolucionarios del Ejército Blanco.
Actualmente se estima que unos 600.000 cosacos habitan en diversas zonas al sur de Rusia, Ucrania y en el norte del Caucaso, formando un grupo étnico y cultural bien definido.


Para saber más (y mejor):
*The Cossacks: http://www.history-magazine.com/cossacks.html
*Historia de los cosacos: http://www.ucraniaonline.com/HISTORIA-DE-LOS-COSACOS.htm?PHPSESSID=8e6d005fe377827fa4413bff52572d3d
*Alano: http://es.wikipedia.org/wiki/Alanos
*La conexión alano-sármata, la faceta más legendaria del Rey Arturo.: http://historia-por.blogspot.com/2008/03/la-conexin-alano-srmata-la-faceta-ms.html
Para ver y escuchar después:
EL ARTE MARCIAL DE LOS COSACOS:
Los cosacos desarrollaron un arte marcial propio a partir de sus técnicas de lucha, con armas o con el cuerpo, denominado GOPAK. Estas técnicas ancestrales, encriptadas en danzas folklóricas, han sido recuperadas gracias a la investigación de los bailes populares. Aquí va una muestra:

17 de agosto de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 21.

(...sigue...)

Oppas compuso un gesto de asombro. Róderic, el usurpador, estaba maniobrando mucho más rápido de lo esperado y les había cogido por sorpresa a él y sus seguidores en su propia Provincia, en la Bética. Seguramente había amagado una marcha hacia Wasconia, pero informado de que se trataba de una trampa para alejarle de la capital, había girado en redondo, cruzando con celeridad y sigilo la Meseta para caer sobre una Bética aún desprevenida. Así había pillado a contrapié a sus opositores unitarios en el Sur. Seguramente el problema de los montañeses, espoleados por dinero de los partidarios de los hijos de Witiza, estaba siendo convenientemente contenido por el Dux de Cantabria, acostumbrado sin duda a lidiar con esos salvajes paganos.
-No tendrá éxito tomando la ciudad –dijo con confianza-, Corduba es una plaza muy fuerte y Rechesindo[1] no lo permitirá.
-El Dux Rechesindo está muerto -dijo Eulalia, que de pie observaba a los dos hombres sentados en un escaño de la cocina, junto a los rescoldos aún calientes de la amplia chimenea.
-Murió ayer en una escaramuza frente a las murallas de la ciudad –añadió-, sabemos que sus Vicarios van a pactar la entrega y la entrada de la tropas de Róderic en Corduba.
El rostro de Oppas se tornó sombrío. Eran ya muchas contrariedades para una noche. Tras Corduba la siguiente pieza en caer sería sin duda Ispali, que se convertiría en una ratonera tanto para los witizianos como para los judíos que los habían apoyado. Todos sus planes se venían ahora abajo y tendría que buscar rápidamente una alternativa para rehacerlos. Después de esta demostración de fuerza y una vez que Róderic controlase la Bética, sin duda la región más rica del Reino, sólo los muy fanáticos o aquellos que no tuviesen ya nada que perder osarían alzarse contra el Rey de Toleto.
Eulalia por su parte volvió a guardar silencio, preocupada. Pensaba cómo podría organizar esa misma noche la salida de Oppas fuera de su casa y de Ispali, para no verse implicados con él y ponerle a salvo. Era un embarazoso huésped de todas, todas. Miró a su marido, que con los ojos entrecerrados, parecía estar ausente, eludiendo el problema.


[1] Rechesindo, Duque de la Provincia Bética y tutor de los hijos de Witiza.

(continuará...)

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10 de agosto de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 20.


CAPITULO VI. Tan solo un Dios.

Eulalia, la última esposa del Rabino, soñaba con un gato enorme y fiero, como los de los manuscritos iluminados de los monasterios, de colores brillantes, con la melena orlada en oro y una cola acabada en punta como la de los dragones, cuando los ladridos de los mastines vinieron a salvarla del poderoso felino que a la vez la asustaba y la fascinaba. Se asomó por la ventana y al ver la escena hizo callar a los canes, que obedecieron inmediatamente su orden imperiosa pero sin dejar de marcar al intruso, gruñendo y mostrándole sus afilados dientes rabiosos. Conminó a su esposo a acudir en pos del intempestivo visitante, antes de que el vecindario fuera alertado y pudieran reconocerle.
La residencia de Shimón en Ispali era relativamente modesta para un hombre de su condición. Acuciados por las prohibiciones y las persecuciones, los judíos habían aprendido a disimular su riqueza –cuando la tenían- y a ser discretos. Todo y que últimamente los diez años de reinado del Rey Witiza habían sido tolerantes, eso no les hacía bajar la guardia, ya que la espada de Damocles en forma de condenas conciliares, confiscaciones y vasallaje, pendía siempre sobre los de su religión. Y sabiamente habían aprendido a no azuzar con el viento de la envidia el fuego de la intolerancia. El Rabino vivía modestamente en la ciudad, atendiendo a sus ritos y por qué no, a sus negocios cerca de los poderosos funcionarios en la capital provincial, siempre necesitados de numerario para mantener su vanidosa vida de lujo y opulencia. Poseía sin embargo el Rabino, una extensa y productiva propiedad rural, cerca de Portus Magnus, lindante con la de Oppas. Allí mantenía también Shimón a sus otras dos esposas, que nunca le acompañaban fuera de la villa. Familiares y correligionarios suyos, operaban más libremente desde aquellos puertos de Levante, punto de arribada de las rutas comerciales que por el Mediterráneo no habían dejado de llegar desde Oriente y África.
Condujeron rápidamente a Oppas, introduciéndole por el portón de las caballerizas hasta la cocina del piso bajo.
-Han intentado asesinarme esta noche. Gente de mi casa -dijo.
-Creo que lo mejor es que salgas discretamente de Ispali -le contestó Shimón preocupado después de escuchar su relato-, sobre todo dados los últimos acontecimientos. Y continuó: Róderic no está en Wasconia, como supones, sino mucho más cerca. Acampa con su ejército a las puertas de Corduba.

(continuará...)

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3 de agosto de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 19.

(...sigue...)

El día siguiente amaneció pesado y como a media mañana. Andrés se sorprendió a sí mismo en el pequeño apartamento de Gonzalo, durmiendo en el sofá aún vestido. Tenía frío y la cabeza le pesaba. La luz, que se colaba por la persiana veneciana de madera de un verde desconchado, le hería los ojos que apenas sí podía abrir. Gonzalo estaba sentado en la mesa del comedor como si fuera una escena lejana, bebiendo zumo de naranja de una elegante copa de cava. Andrés sólo recordaba el haberse acostado en un lecho que subía y bajaba como un ovni de tiovivo de feria, para al poco levantarse tambaleante para ir –como se dice vulgarmente- a “conducir el autobús” abrazado a la taza del váter como si le fuera en ello la vida, mientras su amigo reía y animaba como un fondo sonoro de hilo musical.
-¿Cuántas me bebí de aquello? –preguntó a la sombra aureolada por el sol, como una aparición mariana, que formaban Gonzalo y su copa.
-Como mucho un par, pero por lo visto a último de todo te sentaron fatal. Ya llamé a tu madre esta mañana temprano. El Señor Gamisans abrirá hoy la tienda: “Cuide, cuide Usted de su amigo, el Profesor.” –entonó Gonzalo imitando malamente al viejo anticuario. Así que estoy en misión especial.

Y continuó:
-Oye explícame eso de que los árabes no invadieron España, que la Mezquita de Córdoba no es tal mezquita y que ni siquiera empezó siendo una iglesia como Dios manda. No parabais de darle vueltas a eso. ¿Es en serio?
-Buff, por Dios –rezongó Andrés desde su improvisado catre-, puedes leerlo en el dichoso libro de marras. Te lo paso si quieres.

-Quiero, pero me temo que se lo ha quedado Gamisans. Creo que hacía años que no se lo pasaba tan bien el hombre.

(continuará...)

*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.

29 de julio de 2008

La clave de Okinawa. El kárate y los misterios de la transmisión cultural.


Mucha gente piensa que el kárate es un arte marcial japonés. Pero no es exactamente así. Ni mucho menos. Podría decirse que fue precisamente gracias a los japoneses, que este arte pudo desarrollarse. Y no me estoy refiriendo a su difusión. El kárate es de Okinawa. Su difusión mundial se la debemos en gran parte a los norteamericanos.


Okinawa es la isla principal de un archipiélago de setenta y dos islas que forman una cadena que se extiende desde el sur de la gran isla japonesa de Kyushu hasta la isla china de Taiwán. En si mismo, el nombre de Okinawa tiene un significado revelador: “maroma, estacha”, que es la cuerda de un barco. ¡Ah, las palabras, las palabras!
Se trata de un enclave muy especial. Es bien sabido que desde siempre los mares fueron el camino más ancho para la cultura y el comercio: El camino de menor resistencia, por donde se mueve a la mayor velocidad y con menos pérdidas tanto la electricidad en un circuito, como las corrientes de los ríos. Y también, por supuesto, la cultura.
Acabo de pegarle una mirada a aquella zona con el Google Earth y realmente es así, es como una gran cuerda que cierra el Mar de China por el Este y casi se podría saltar de isla a isla desde Filipinas hasta Japón, pasando por Taiwán. Y en el centro está Okinawa.


La clave de Okinawa radica sin duda en su situación geográfica de verdadero puente cultural entre la milenaria China y el ignoto Japón, y en su Historia. Okinawa y el resto de las islas del archipiélago Ryu Kyu, se mantuvieron más o menos independientes tanto de China como de Japón, durante largos siglos, comerciando con todos, incluso con los europeos cuando llegaron a aquellas aguas a partir del s. XVI.


El comercio y la cultura viajan juntos en los barcos y Okinawa recibió una fuerte influencia cultural de China que no en vano era un gran Imperio: productos, gentes, religión, costumbres y artes, las marciales incluidas. No debemos perder de vista que, las artes marciales, como la primera mitad de su nombre indica y aunque algun@s puedan arrugar la nariz, forman parte del conjunto de las creaciones culturales humanas, desarrolladas por necesidad, no sólo de autodefensa, sino también como ejercicio físico y mental, desde la más remota antigüedad.
En Oriente como en Occidente los monasterios fueron las incubadoras de la cultura. Desde China llegó a Okinawa el budismo y curiosamente las artes marciales navegaron desde el Oeste de la mano de la religión: ¡A Dios rogando y con el mazo dando!




En 1609 este estado de cosas finalizó. Un señor de la guerra japonés, Ichisa Shimazu, invadió el archipiélago con sus samuráis, ya por aquel entonces armados con armas de fuego. Okinawa cayó así bajo el dominio nipón, y al igual que por ejemplo, los españoles en las cercanas Filipinas, prohibieron a los nativos portar armas, para asegurarse un más tranquilo dominio de la población y sus recursos.
Así las cosas, florecieron las técnicas de lucha con manos y pies, aprendidas de los chinos, y que ya se habían ido desarrollando y perfeccionando en aquellas islas. Y como de la necesidad se hace virtud, del tener que defenderse sin armas, -aunque sea de los propios paisanos- surgió lo que nosotros conocemos hoy en día como kárate. Manos, pies, codos, rodillas y hasta aperos de labranza sustituyeron eficazmente a los sables.
Pronto su enseñanza estuvo asimismo prohibida por los dominadores japoneses y este arte pasó a enseñarse en la clandestinidad, cubriendose de un halo de misterio que aún, en cierto modo, perdura. Así pues, el robusto desarrollo de las artes marciales en Okinawa, se lo debemos sin duda a la necesidad fomentada por los japoneses. Y su difusión a la inoportuna provocación agresiva e imperialista que les llevó a chocar frontalmente con los norteamericanos en la II Guerra Mundial.


Cuando en 1945 los marines finalmente pudieron poner su bota sobre las playas de Okinawa, en un sangriento desembarco que costaría la vida a miles de okinaweses y que representaría el preludio de la derrota nipona, nadie podía intuir que ese sería el inicio de la cuenta atrás de un viaje que catapultó al kárate –y otras artes marciales asiáticas, reconstruidas con el mismo patrón- a todos los países de lo que denominamos Occidente.
Pero el mundo es redondo y quizás no estemos hablando tan solo de un viaje de ida. Sino de ida y vuelta. En el espacio, y también en el tiempo. Un retorno desde el país del sol naciente, para volver finalmente a la soleada Grecia. A la Grecia de “clima suave y clemente”, pero de inclementes guerreros.



Proximamente:
*Las lejanas raíces griegas del kárate.
*La verdadera destreza. La aportación española a la Historia de las artes marciales.



Para saber más (y mejor):*History of Okinawa Island: http://www.hikyaku.com/summit/okhistg.html
*Okinawan style Karate history: http://www.essortment.com/all/okinawanstyle_rgsg.htm

27 de julio de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 18.

(...sigue...)

-Eso lo decía aquel conocido tuyo, el del libro de los chipirones, hace muchos años, antes de irse a Francia a enseñar. Aquel hombre, al parecer, decía que no. Y rieron los dos, al recordar los buenos viejos tiempos.
-Hoy he traído a otro Profesor de Historia.
-Y pues, ¿qué opina entonces este joven Profesor?
-La verdad, este Profesor no sabe ahora mismo qué pensar –dijo Andrés-.
Y clavó su tenedor en el muslo del pato, que espléndidamente presentado, un camarero acaba de servirle.


Salieron de allí bien tarde y más considerando que era martes por la noche. De todos modos ninguno y mucho menos el Sr. Gamisans, tenía demasiadas ganas de irse para casa. El café que había culminado la cena, junto con la brisa marina que subía fría y húmeda por la Vía Layetana desde el puerto, habían despejado el efecto de la modorra que la segunda botella de vino les había causado, e hizo aceptar a los dos jóvenes la inusual propuesta de ir a tomar una copa para coronar el encuentro. Como siempre era el anticuario el que seguía llevando la voz cantante:
-Al Marsella –dijo-, ¿saben dónde queda? Iremos dando un paseo y charlando.
Durante la cena había quedado claro que el Señor Gamisans no había jugado muy limpio al hacer llegar el libro a Andrés de una manera tan poco ortodoxa, más bien un tanto tramposa. Pero la apasionada descripción y los comentarios que hacían tanto uno como otro de los pormenores de la obra habían hecho que Gonzalo le perdonara a su jefe el haberle utilizado de una manera tan poco digna, mudando el rencor en viva curiosidad.
Caminaron a buen ritmo, cortando El Gótico en toda su amplitud y atravesaron La Rambla, casi desierta a esas horas, como no fuera por alguna oveja descarriada que no conociera de días de la semana. Siguiendo por unas calles de lo que ya era El Raval llegaron hasta un bar, en el que sólo la música de Edith Piaf o Georges Brassens podía esperarse que sonara. En cambio ésta era del todo actual como la nutrida concurrencia de jóvenes de muchas nacionalidades. Sin embargo todo, las sillas, las mesas, la barra y la decoración en general, incluso el camarero con aspecto de haber desertado de la Legión Extranjera ese mismo año, recordaban a una cierta Francia nostálgica.
-¿No irán a pedir Ustedes cerveza o un combinado como esos pipiolos? –dijo Gamisans jocoso, frotándose las manos-, ¿Aquí? ¡No se atreverán! ¡No!
Sin duda el Sr. Gamisans era el personaje más extravagante del local, tanto por su trajeado aspecto como por su provecta edad. Pero el legionario tras la barra, a buen seguro que estaba vacunado contra cualquier extravagancia y su rostro se iluminó con una sonrisa un tanto torcida cuando escuchó de boca de la camarera el pedido de aquella mesa.
-Hay absenta... he podido ver las botellas tras el mostrador... créanme, nunca la tomen a solas, siempre, siempre acompañados, sí.

(continuará...)

*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.

20 de julio de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 17.

(...sigue...)

Llegó el primer plato, todos pidieron los canelones tan alabados por su anfitrión y a fe que no se equivocaron. Gonzalo, mientras tanto, observaba estos primeros compases, sin intervenir, un tanto ajeno pero interesado, paladeando con deleite los untuosos matices de sabores. En un momento, eran alrededor de las nueve, el local estuvo repleto, no quedando prácticamente ninguna mesa vacía y el restaurante se ambientó con el calor de las conversaciones y los aromas de la buena comida, en una de las primeras noches, ya realmente frías de finales de noviembre. Gamisans decidió darle entrada por fin en la conversación:
-Explíquele, explíquele a su amigo el Profesor, la cantidad de Historia que se puede extraer de los objetos antiguos. Y añadió:
-Los restos materiales son sin duda la cristalización de la cultura, de las cul-tu-ras. Y las culturas son los mimbres del cesto que son todas las sociedades.
-No se esfuerce, Sr. Gamisans, Andrés peca de falta de materialismo, sobre todo de materialismo histórico –repuso Gonzalo en un guiño dialéctico a su jefe.
-No, no está tan pasado de moda –dijo Andrés en su defensa. Pero la verdad es que para ser historiador, la arqueología me ha sido siempre un tanto ajena. Y por fin atacó:
-El libro era de Usted, ¿verdad, Sr. Gamisans? -dejó caer Andrés, sorprendiendo más a Gonzalo que al propio anticuario, que pareció más bien alegrarse ante la cuestión.
-Bueno, bueno, veo que no va a defraudarme Usted, Profesor. Sincero, directo e... inteligente. Veo que se ha leído el libro enterito.
Andrés sonrió, mirando a Gamisans, que limpiaba del plato los últimos restos de bechamel con un trozo de pan pinchado con el tenedor.
-Desde el prólogo hasta el último apéndice –respondió inclinando su cabeza en un gesto afirmativo y añadió:
-Tiene una dedicatoria del autor... a Usted mismo. Lo curioso es que está en la última página, lo cual no es lo habitual.
Gamisans masticaba satisfecho mientras cruzaba sus cubiertos en el plato de loza blanca sin mirarle.
-¿Y...? No entiendo… –intervino Gonzalo-. Estaba en la cómoda aquella, junto a otros libros sin importancia... ¿Que lo escribió el Señor Gamisans, dices?
-“A mi amigo y compañero Juan Antonio Gamisans con todo mi afecto. ¡Saludos! Ignacio Olagüe” –recitó por fin el anticuario como recordando. ¿Les sirvo un poco más de vino?
Gamisans hizo los honores, mediando las copas. Los tres bebieron de ellas, mirándose pero manteniéndose en silencio, esperando a ver quién debía hablar a continuación. Enseguida trajeron los segundos platos, que vinieron acompañados de las amenas explicaciones del propietario del restaurante, el mismísimo Señor Armengol.
-Oye, Armengol, ¿tú qué crees?, ¿los árabes invadieron España, sí o no? –le preguntó Gamisans al Señor Armengol, con una mirada cómplice.

(continuará...)

*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.