3 de agosto de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 19.

(...sigue...)

El día siguiente amaneció pesado y como a media mañana. Andrés se sorprendió a sí mismo en el pequeño apartamento de Gonzalo, durmiendo en el sofá aún vestido. Tenía frío y la cabeza le pesaba. La luz, que se colaba por la persiana veneciana de madera de un verde desconchado, le hería los ojos que apenas sí podía abrir. Gonzalo estaba sentado en la mesa del comedor como si fuera una escena lejana, bebiendo zumo de naranja de una elegante copa de cava. Andrés sólo recordaba el haberse acostado en un lecho que subía y bajaba como un ovni de tiovivo de feria, para al poco levantarse tambaleante para ir –como se dice vulgarmente- a “conducir el autobús” abrazado a la taza del váter como si le fuera en ello la vida, mientras su amigo reía y animaba como un fondo sonoro de hilo musical.
-¿Cuántas me bebí de aquello? –preguntó a la sombra aureolada por el sol, como una aparición mariana, que formaban Gonzalo y su copa.
-Como mucho un par, pero por lo visto a último de todo te sentaron fatal. Ya llamé a tu madre esta mañana temprano. El Señor Gamisans abrirá hoy la tienda: “Cuide, cuide Usted de su amigo, el Profesor.” –entonó Gonzalo imitando malamente al viejo anticuario. Así que estoy en misión especial.

Y continuó:
-Oye explícame eso de que los árabes no invadieron España, que la Mezquita de Córdoba no es tal mezquita y que ni siquiera empezó siendo una iglesia como Dios manda. No parabais de darle vueltas a eso. ¿Es en serio?
-Buff, por Dios –rezongó Andrés desde su improvisado catre-, puedes leerlo en el dichoso libro de marras. Te lo paso si quieres.

-Quiero, pero me temo que se lo ha quedado Gamisans. Creo que hacía años que no se lo pasaba tan bien el hombre.

(continuará...)

*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.

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