17 de agosto de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 21.

(...sigue...)

Oppas compuso un gesto de asombro. Róderic, el usurpador, estaba maniobrando mucho más rápido de lo esperado y les había cogido por sorpresa a él y sus seguidores en su propia Provincia, en la Bética. Seguramente había amagado una marcha hacia Wasconia, pero informado de que se trataba de una trampa para alejarle de la capital, había girado en redondo, cruzando con celeridad y sigilo la Meseta para caer sobre una Bética aún desprevenida. Así había pillado a contrapié a sus opositores unitarios en el Sur. Seguramente el problema de los montañeses, espoleados por dinero de los partidarios de los hijos de Witiza, estaba siendo convenientemente contenido por el Dux de Cantabria, acostumbrado sin duda a lidiar con esos salvajes paganos.
-No tendrá éxito tomando la ciudad –dijo con confianza-, Corduba es una plaza muy fuerte y Rechesindo[1] no lo permitirá.
-El Dux Rechesindo está muerto -dijo Eulalia, que de pie observaba a los dos hombres sentados en un escaño de la cocina, junto a los rescoldos aún calientes de la amplia chimenea.
-Murió ayer en una escaramuza frente a las murallas de la ciudad –añadió-, sabemos que sus Vicarios van a pactar la entrega y la entrada de la tropas de Róderic en Corduba.
El rostro de Oppas se tornó sombrío. Eran ya muchas contrariedades para una noche. Tras Corduba la siguiente pieza en caer sería sin duda Ispali, que se convertiría en una ratonera tanto para los witizianos como para los judíos que los habían apoyado. Todos sus planes se venían ahora abajo y tendría que buscar rápidamente una alternativa para rehacerlos. Después de esta demostración de fuerza y una vez que Róderic controlase la Bética, sin duda la región más rica del Reino, sólo los muy fanáticos o aquellos que no tuviesen ya nada que perder osarían alzarse contra el Rey de Toleto.
Eulalia por su parte volvió a guardar silencio, preocupada. Pensaba cómo podría organizar esa misma noche la salida de Oppas fuera de su casa y de Ispali, para no verse implicados con él y ponerle a salvo. Era un embarazoso huésped de todas, todas. Miró a su marido, que con los ojos entrecerrados, parecía estar ausente, eludiendo el problema.


[1] Rechesindo, Duque de la Provincia Bética y tutor de los hijos de Witiza.

(continuará...)

*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.

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