18 de febrero de 2008

El fraude en la lucha contra el cáncer: una lección en la investigación en Historia Contemporánea.

Hace unos días tuve la oportunidad de ver un reportaje inquietante –una verdadera lección de investigación en el campo de la Historia Contemporánea- que recapitulaba los pobres resultados obtenidos por parte de las autoridades de los países occidentales en la lucha contra la pandemia más importante de nuestros días, que no es otra que el cáncer. Cuando digo inquietantes no me refiero precisamente a la propia enfermedad, terrible sin lugar a dudas, sino al entramado de relaciones entre los gobiernos, las industrias y las empresas farmacéuticas: una verdadera historia de ambición y dinero, que pone de relieve el entramado de colusión de intereses, desvío de fondos, propaganda y manipulación de la opinión pública por parte de los medios de comunicación de masas al servicio de siniestros intereses particulares.
 
¿Cuántas veces hemos visto a lo largo de los últimos decenios anunciar a bombo y platillo en los telediarios de todas las cadenas públicas y privadas el hallazgo de la cura milagrosa del cáncer? ¿Cuántos informes hemos podido ver sobre el éxito de los tratamientos, dando a entender una disminución del número de enfermos? Desde hace más de treinta años existe una verdadera guerra abierta por la captación de los millonarios fondos gubernamentales, en la que las empresas farmacéuticas se están llevando la parte del león. Sin embargo tan solo con mirar a nuestro alrededor, a menudo en nuestras propias familias, podemos ver los pobres resultados de sus costosas investigaciones para hallar un remedio, financiadas en gran parte con fondos públicos. A pesar de los avances de la curación de la enfermedad, existen estadísticas –las cuales se trata de silenciar- que constatan la cada vez mayor incidencia de esta plaga, sobre todo en nuestras sociedades industriales. Así pues, tanto dinero invertido en encontrar una cura parece tan solo redundar en la creación de un negocio multimillonario para los laboratorios, que sólo consiguen alargar la vida de los enfermos en el mejor de los casos y si se ha cogido a tiempo. El mayor éxito radica, pues, en convertir el cáncer en una más o menos benigna enfermedad crónica, que reportará unos suculentos y estables beneficios a estas compañías. Paralelamente los fondos para políticas de prevención y estudios epidemiológicos no han hecho más que reducirse. ¿Por qué, cuando está demostrada la eficacia de la prevención en la reducción de la incidencia del cáncer? Pues porque la sencilla y barata prevención perjudicaría gravemente los intereses de poderosos grupos industriales ya que, si bien se culpa a la mayor longevidad y a los hábitos poco saludables de la población, se calla que el 80% de los tumores son debidos a factores ambientales, en los que los contaminantes químicos que no podemos evitar absorber en el agua, en el aire y en los alimentos que ingerimos, juegan un papel fundamental. Ya en el siglo XIX, Percival Pott pudo demostrar la relación entre el cáncer de testículos en edades adultas y el haber trabajado durante la infancia como deshollinador. Las implicaciones de estos estudios son evidentes y remarcan la gravedad de la exposición continuada todo y que sea a cantidades mínimas del contaminante. Pero una política de prevención arruinaría importantes negocios, como bien se ha podido ver en el caso del tabaco y el amianto. La lentitud de nuestros gobernantes a la hora de tomar medidas contra las industrias que se sabe que causan millones de muertos anualmente en todo el mundo, esta en tela de juicio.

Los efectos sociales del cáncer son en mi opinión comparables a los de las epidemias de peste medievales. Sin embargo, los políticos de hoy en día no están sabiendo estar a la altura de aquel Bernabo de Regio, al que en la Venecia del siglo XIV no le dolieron prendas en establecer periodos de cuarentena a los barcos que llegaban a la ciudad-estado, poniendo por delante la vida y salud de los ciudadanos sobre los ciegos intereses particulares de los poderosos comerciantes.

*World Health Org.: http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2003/pr27/en/
*Revista Española de Salud Pública:
http://www.scielosp.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-57272005000200009&lng=&nrm=iso
*Reseñas de Clinical & Translational Oncology:
http://www.seom.org/seomcms/images/stories/recursos/sociosyprofs/documentacion/boletinseom/2006/46/clinical_translational_oncology46.pdf/

*Lamento no poder dar referencias sobre el reportaje de TV, pues olvidé tomar debida nota.

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