El
nexum
era el nombre que se le daba en la antigua Roma
a la figura jurídica que regulaba la esclavitud
por deudas.
Por esta ley los plebeyos empobrecidos podían llegar a quedar
sometidos como siervos, prácticamente esclavos, de sus acreedores,
si no conseguían pagar sus deudas. La causa principal de esta
situación nacía principalmente de la exclusión política –el
Senado y las altas Magistraturas eran detentadas por el patriciado y
en beneficio de sus clanes familiares-, que a su vez era la madre de
la exclusión económica en el reparto de las riquezas que generaba
por aquel entonces la expansión territorial de la República
Romana.
El nexum fue finalmente abolido en el 326 a.C., como una
más de las medidas político-sociales de pacificación interna que
permitieron dar viabilidad al estado romano republicano en vísperas
de convertirse en un Imperio.
Pero la vieja Roma pervive en
nuestra sociedad actual. No hay más que asomarse al panorama de
nuestros días para observar una situación que se ha ido agravando
en los últimos años: y es el empobrecimiento por la enorme deuda
contraída por las familias,
principalmente para financiar un bien considerado de primera
necesidad como la vivienda.
Por ella, muchos hemos pagado un precio mucho más alto de lo que
realmente debería costar, ya que la vivienda es cara por los
impuestos que se le aplican, y los abusivos beneficios de los
especuladores
y la banca,
a la que debemos recurrir para financiarnos. ¿A quiénes beneficia y
a quiénes perjudica realmente esta situación? No sé, pero sólo
hay que ser un poco analítico para constatar que muchos pasaremos
largos años trabajando más de lo necesario, renunciando a muchas
cosas, la primera y no menos importante a disponer de nuestro tiempo
para estar con nuestras familias o hacer sencillamente lo que nos de
la gana. En definitiva a nuestra libertad.
Para Hegel,
esclavo es aquel que abdica de su libertad para seguir viviendo.
Tendríamos que preguntarnos si no hemos caído en una cierta
esclavitud por deudas. Algo que podríamos denominar nexum
bancario.
Mientras,
políticos, banqueros y especuladores inmobiliarios se han convertido
en el nuevo patriciado, que nos deslumbra a todos con la libertad que
les permite ahora sus recientemente amasadas fortunas a costa del
dinero y la libertad de muchos. Eso sí, hoy todo se hace de manera
más sutil: se nos permite periódicamente votar, pero nuestro
voto se revela más inútil que el de los plebeyos en los Comicios
Centuriados romanos,
ya que a la vista de lo que pasa, no me queda claro qué intereses
defienden los representantes que para más INRI vamos eligiendo y que
han fomentado esta situación.
Sin duda, más romanos de lo que
parece.
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