15 de junio de 2008

LAS CRÓNICAS DE UN ASUNTO CASI OLVIDADO. Parte 12.

(...sigue...)

Esa fue la desafiante respuesta. Ipso facto se levantaron, como ofendidos y giraron sobre sus talones, saliendo de la taberna sin dignarse a despedirse ni volver la espalda y llevándose su dinero.
-Mi Señor, no había necesidad de que tratarais con esa gente.
-Me gusta ver y tocar el paño que compro, Damián. No sé si son totalmente de fiar y creo que no van a cumplir sus acuerdos. No se retirarán de la tierra que ganen. Cuando recuperemos la Corona y unifiquemos de nuevo el Reino, tendremos que enviarles a Táric para que vuelva a confinarlos en sus montes, de donde esas bestias no se atrevían a bajar cuando él estaba por allí.
Damián miró al Obispo suspicaz, al oír mencionar el nombre del Gobernador de Tingis. Pero se mordió la lengua para no preguntar por él.
-Esta vez parece que a los vascones les hemos llamado nosotros…
-Hay mucho en juego, Damián. Sabes hasta qué punto peligran nuestras vidas. Ayer recibí informes de la Corte: parece que el nuevo Arzobispo de Toleto ya pidió hace unos meses las actas originales del último Concilio que presidiera mi Ilustre hermano. Las ha sacado del Archivo del Obispado, seguramente con la intención de hacerlas desaparecer y convocar uno nuevo que trastoque todo. En Toleto todo está en nuestra contra y eso nos acarrearía aún más problemas.

Los dos hombres se miraron por un momento en la ruidosa penumbra de la taberna. Era una mirada de comprensión mutua que excusaba de más conversación. Decidieron no demorarse por más tiempo y no exponerse innecesariamente a que algún parroquiano reconociera al Obispo oficiando en tan embarazosa ermita. Una vez acabadas las Sagradas Procesiones de la Primavera, Oppas esperaba partir hacia Portus Magnus[1], allí en su villa fortificada, sin duda un lugar mucho más seguro cuando se precipitasen los acontecimientos, le esperaba su familia. Una vez instalado y a salvo, enviaría a Damián, esta vez a Tarracona, con una escolta y un mensaje para su sobrino Agila. En éste le conminaría a proclamarse Rey de toda Spania, tal como era el deseo de su padre y daría cumplida cuenta de los últimos movimientos para, desde la Bética, organizar un levantamiento en contra del nombramiento de Róderic como Rey.
Oppas esperaba contar con la complicidad de todos aquellos magnates que en la periferia, independientes de facto, no estaban interesados en tener un Rey fuerte en el trono de Toleto, así como con el apoyo financiero de los judíos que no querían para nada volver a los tiempos de persecución anteriores al reinado de Witiza.
El cepo que atenazaría a Róderic y a los suyos hasta quebrarlos, estaba ya casi armado.


[1] Portus Magnus era un puerto de la costa de Almería. Muy importante en su época, ya que tenía un intenso tráfico comercial con el Norte de África y el Mediterráneo Oriental.

(continuará...)

*Si lo deseas, puedes leer por orden de aparición las partes anteriores publicadas de la novela, seleccionando "Las crónicas de un asunto casi olvidado" bajo el epígrafe TEMAS TRATADOS de la barra lateral izquierda.

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